La Rioja Alavesa se viste de otoño
Aquí confluyen turismo, arte y gastronomía de manera natural En tiempo de vendimia es la mejor ocasión para visitar la comarca
Pueblos monumentales y llenos de encanto, pequeñas bodegas familiares y grandes edificios vanguardistas, interminables campos de viñedos… La Rioja Alavesa se ha convertido en un destino obligado para aquellos que quieran vivir una experiencia apasionante en torno al vino, la gastronomía y un paisaje excepcional.
Aquí encontraremos los bellísimos cascos históricos de Laguardia o Elciego, la sierra de Cantabria como telón de fondo y los prodigios arquitectónicos de Gehry o el Viura, el hotel cubista diseñado por Beatriz Pérez Echazareta, que aportan dinamismo y modernidad a una zona que concentra tanta tradición.
Las lagunas de Laguardia son un excelente enclave para los amantes del ecoturismo
En la Rioja Alavesa confluyen el turismo, la arquitectura, el arte y, por supuesto, el vino y la gastronomía de manera natural, sobre todo en otoño. Y es que en esta comarca de tierras rojas y privilegiadas para el cultivo de la uva, cuyos viñedos tiñen el paisaje de un verde intenso en primavera y verano y de sutiles tonos naranjas, dorados y rojizos en otoño, se visualizan postales maravillosas. Lomas y praderas de extensos viñedos, salpicados de olivos, dólmenes, restos prehistóricos, villas medievales amuralladas, casas solariegas, cultivos frutales, iglesias... e infinidad de bodegas.
Es una región que, por sus pequeñas dimensiones, se extiende entre los límites del río Ebro al sur y la cordillera Cantábrica al norte; es fácil recorrerla. Laguardia es la capital de la comarca y una de las villas más emblemáticas. Fundada en el siglo X en lo alto de un cerro, conserva el trazado medieval y parte de su muralla del siglo XIII, además de palacios y templos góticos.
Destacan las iglesias fortificadas de San Juan Bautista y Santa María de los Reyes. Esta última, del siglo XIV, tiene un pórtico en piedra tallada que conserva la policromía original del siglo XVII en un excelente estado, y la casa palacio del autor de fábulas Samaniego, nacido en esta villa, con una bella portada neoclásica. Muchas casas tienen bodegas subterráneas a las que es posible acceder desde los soportales.
Laguardia alberga también dos ejemplos notables de arquitectura vitivinícola: la bodega de Viña Real, una enorme tina de madera de cedro rojo y titanio del arquitecto francés Philippe Mazières, y la bodega Ysios, diseñada por Santiago Calatrava, con forma de hilera de barricas.
En los alrededores, las lagunas de Laguardia son un excelente enclave para la observación de aves y una referencia para los amantes del ecoturismo, el slow travel o el senderismo. Están situadas en un entorno dominado por el cultivo de la vid, que alcanza casi hasta sus orillas. En épocas secas, las aguas dan paso a una capa de sal blanquecina con un enorme valor ecológico y paisajístico. Forman parte del Convenio Ramsar (humedales de importancia internacional) y de la Red Natura 2000 (lugares de importancia comunitaria).
Elciego es otra de las localidades donde es preciso hacer una parada. En el centro del pueblo se aprecian sus casas señoriales y, en la plaza Mayor, el edificio del ayuntamiento, con su escudo imperial en la fachada. En las afueras destacan las ermitas de San Vicente, con miradores sobre los viñedos, y la ermita de San Roque. También resalta especialmente el edificio de la bodega Marqués de Riscal, que levantó el arquitecto canadiense Frank Gehry, un proyecto vanguardista denominado la Ciudad del Vino. Esta no es la única bodega que puede visitarse, aunque sí la más llamativa.
Labastida, Samaniego, Elvillar… son, asimismo, visitas obligadas. La Rioja Alavesa está repleta de restos prehistóricos, pero ninguno es tan espectacular como el monumento megalítico funerario, en perfecto estado, de Elvillar, situado entre viñedos y con vistas a la iglesia del pueblo. La leyenda dice que fue habitado por una bruja que formaba parte de personajes mitológicos de la zona. Los días 13 y 14 de agosto tiene lugar a su alrededor un aquelarre. Es cuando, al son de la txalaparta (instrumento típico vasco), baja la hechicera desde la torre de la iglesia.
A tan solo medio kilómetro de Laguardia se encuentra una auténtica joya para los amantes de la arqueología: la Hoya, un asentamiento celtibérico de la Edad del Bronce con un museo.
El tiempo de la vendimia está muy próximo. Es una excelente ocasión para hacer una escapada posvacacional a la Rioja Alavesa.
Cultura gastronómica
Comer y beber bien es una parte importante de la cultura y el estilo de vida de esta región. La Rioja Alavesa dispone de una amplia oferta de establecimientos de restauración que se extiende desde los restaurantes tradicionales hasta locales de diseño con gastronomía creativa, pasando por bares de pintxos con excelentes muestras de alta cocina en miniatura. Pero también se puede comer en bodegas, algunas de las cuales disponen de servicio de restauración para disfrutar de una comida o cena entre barricas o viñedos. Para beber la oferta es interminable.