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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La mejor baza ante la euforia turística ha sido apostar por el cliente

Ahora será el momento de comprobar si se han hecho bien los deberes en los años de récords de turistas

CINCO DÍAS

La cadena continuada de récords de turistas registrada los últimos años en España puede finalizar en 2018. Los datos correspondientes a la primera mitad del año así lo anuncian. Esta variación a la baja se debe básicamente a la recuperación de destinos competidores, fundamentalmente en el Mediterráneo, descolgados por perder su atractivo a causa de la inestabilidad política y que ahora están recuperando los viajeros prestados, sobre todo, a destinos de sol y playa como Canarias. Esta desaceleración se ha empezado a reflejar ya en las pernoctaciones y en la ocupación hotelera, que se situó entre enero y junio en el 56%, el 1% menos que en igual periodo de 2017, y ha puesto así fin a cinco años consecutivos de un crecimiento que a algunos les llegó a parecer imparable. Es en este contexto en el que los empresarios hoteleros han optado ahora por cambiar de política y contener precios, cuando no bajarlos para tratar de amortiguar la caída de la demanda.

Lo cierto es que nos encontramos ante la confirmación de un aviso para navegantes que no debe sorprender a nadie. El mercado turístico español ha atravesado varios años de extraordinario crecimiento, en parte por esa retirada de algunos competidores que, en todo momento, se ha debido interpretar como coyuntural. Así lo hemos reiterado en estas páginas, con la advertencia añadida de que esa bonanza era el momento de hacer mejoras en la oferta para convertir en estructural la demanda sobrevenida. Los precios del sector, sin embargo, no dejaron de subir en aquel contexto de euforia. Ahora será el momento de comprobar si se han hecho bien los deberes o, por el contrario, se ha perdido de nuevo una oportunidad.

Los datos no invitan al optimismo, y así podemos ver cómo Reino Unido y Alemania, dos de los tres primeros mercados emisores junto con Francia, han reducido el número de turistas que viajan a España. Y son los dos grandes destinos, Canarias y Cataluña, los mayores perjudicados. Sí ha habido hoteleros que en esos años de récords han respetado o subido ligeramente los precios, a pesar de sacrificar ocupación, con el fin de consolidar su clientela y en beneficio de un turismo de más calidad. Se comprobará que son los que han acertado.

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