El reto de prepararse para un horizonte de subida del precio del dinero
Las empresas soportan todavía una importante carga de endeudamiento neto que las hace vulnerables
La anunciada subida de tipos de interés que el BCE prevé realizar dentro de un año tendrá efectos sobre el conjunto de la economía, pero estos serán distintos en administraciones públicas, familias y empresas. Serán estas últimas, de acuerdo a un análisis presentado ayer por el Banco de España, las que resultarán más afectadas por el encarecimiento del precio del dinero. La razón es el elevado endeudamiento neto que aún soporta el tejido empresarial en España, pese a haber acometido un lento pero constante proceso de desapalancamiento en los últimos años. El Banco de España, que describe tres posibles escenarios, explica en su informe que la elevada carga financiera neta de las empresas las hace muy sensibles ante los incrementos en el tramo corto de la curva de tipos, dada su financiación a tipo variable y con vencimientos próximos. En el caso de las familias, por ejemplo, la financiación es variable y ligada al corto plazo, pero se puede ver compensada en parte por el ahorro en depósitos, que tendría una remuneración mayor en un escenario de alza de tipos.
Pese a que todavía resta al menos un año para la subida del precio del dinero y pese a que la decisión puede incluso aplazarse más allá de ese período, el horizonte financiero que se abre ante las empresas hace recomendable prepararse para el momento en que el BCE eleve los tipos de interés. Ello supone, por un lado, valorar cuidadosamente cualquier decisión de aumentar el endeudamiento y por otro, racionalizar en lo posible los costes empresariales. Buena parte de esos costes son externos, como ocurre con los financieros o con los relacionados con el precio del petróleo, variables ambas sobre las cuales loas empresas no tienen control. Pero existen otras partidas de costes que se pueden manejar con prudencia y teniendo en cuenta el nuevo escenario que puede abrirse de aquí a un año. Es el caso de los costes salariales en aquellas empresas cuya situación aconseje mantener la moderación, o de los fiscales, en los que el Gobierno tiene capacidad de maniobra en el marco de su política económica. Más allá de esas precauciones, las compañías deben seguir saneándose e invirtiendo (aquellas que estén en condiciones de hacerlo) en todo aquello que suponga una ventaja competitiva.