Aena gana una batalla en defensa de las subastas para contratar ingeniería
El TACRC falla a favor de pliegos que contemplan el modelo de pujas a la baja El Tribunal considera que no en todas las labores de ingeniería predomina el carácter intelectual
El enfrentamiento entre el sector de la ingeniería y Aena, por los métodos de contratación de la empresa pública, tiene nueva resolución en firme en la vía administrativa. Y, por el momento, Aena gana y cuenta con vía libre para mantener la subasta como sistema para adjudicar contratos a los presupuestos más baratos.
La patronal de la ingeniería Tecniberia y la Asociación Española de Dirección Integrada de Proyecto (Aedip) habían presentado distintos recursos a los pliegos de licitación de servicios de asistencia técnica por parte de Aena, por incluir la subata electrónica, y es el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales (TACRC) quien falla a favor de la utilización de ese mecanismo. Lo hace con una lectura de la renovada Ley de Contratos que está en las antípodas de la interpretación que parte del sector privado de ingeniería.
En la última resolución, del 1 de junio, Tecniberia y Aedip mostraban disconformidad con la aplicación de la subasta al contrato de asistencia técnica de project management para la ampliación de un edificio del aeropuerto de El Prat. La licitación tuvo lugar el 11 de abril, con la Ley de Contratos del Sector Público retocada ya con distintas directivas europeas. Y donde las ingenierías pensaban que se dejaría de contratar con el precio como elemento decisorio, Aena continuó demandando ofertas a la baja.
El Tribunal dependiente de Hacienda ve legítimo que agrupaciones como Tecniberia recurran pliegos en defensa de sus asociados
El recurso fue presentado ante el tribunal dependiente del Ministerio de Hacienda y la resolución ofrece una noticia buena para ambas asociaciones, y dos francamente adversas. La positiva es que el TACRC, dentro de los casos especiales de legitimación, respalda la potestad de este tipo de asociaciones para recurrir licitaciones en defensa de los intereses colectivos de sus asociados. Aena reclamaba la desestimación de cada uno de los recursos a la vista, por ejemplo, de que los estatutos de Tecniberia solo permiten representar a sus miembros cuando así lo soliciten (artículo 20).
Una vez legitimadas, las agrupaciones reseñaron que, por Ley, el componente técnico debe pesar más que el económico en la valoración de ofertas para la prestación de servicios de carácter intelectual, como es la ingeniería. Y añadieron que la Directiva 2014/24 traspuesta a la Ley de Contratos pone veto a la subasta electrónica en la ingeniería, consultoría y arquitectura.
Pese a estos argumentos, el TACRC interpreta que el carácter intelectual predomina en trabajos como la elaboración de proyectos de obra, dotados de originalidad y con la exigencia de una actividad creativa (según la jurisprudencia civil), y no en los servicios de asistencia técnica para comprobar la correcta ejecución de un proyecto que no ha sido diseñado por el propio contratista. En los primeros predominan elementos inmateriales y “las más altas facultades intelectivas humanas”, imposibles de ser sometidos a una evaluación automática por medios electrónicos, como las subastas que realiza Aena, sin intervención ni evaluación de la mesa de contratación. Mientras en los trabajos de asistencia técnica “no pueden negarse los aspectos intelectuales de la prestación, pero no predomina su carácter innovativo u original”, se recuerda en la resolución.
Así funciona la subasta electrónica
Corte técnico. Las empresas que acreditan la solvencia técnica exigida en los pliegos pasan a la fase de la oferta económica, donde Aena abre sobres y puede solicitar mejoras a través de una subasta electrónica.
Arranque. Aena clasifica las ofertas existentes por orden creciente e informa a cada empresa de su posición. La invitación a pujar se realiza de forma simultánea a los participantes, por medios electrónicos, para que revisen sus ofertas a la baja.
Rebaja fijada. Los interesados verán sus pujas y las de sus rivales. Cada nueva oferta mejorará, con una bajada mínima previamente fijada, el valor más barato. Ganará el presupuesto más económico.
Perderían así cierta protección, como contratos de carácter intelectual y ante la corriente de adjudicar mediante subastas, trabajos como la dirección técnica de proyectos, asistencia técnica, control y vigilancia, dirección de obras, coordinación de seguridad y salud, y una larga lista de funciones que configuran parte del negocio de este tipo de empresas. Primer torpedo para las ingenierías.
El TACRC interpreta que la Ley de Contratos regula contra el abuso de la subasta, sin prohibirla, y valora que Aena aplica la subasta electrónica exclusivamente a la parte económica de la oferta. Una fase del concurso a la que solo acceden los licitadores que pasan el corte técnico, a los que se invita (por medios electrónicos) a que presenten precios revisados a la baja. Segundo golpe.
El resultado suele ser el de adjudicaciones con valores notablemente inferiores al presupuesto base de licitación. Un modelo de bajo coste contra el que llevan años luchando constructoras e ingenierías, y que Aena ha defendido, ante el Tribunal. El operador sostiene que ayuda a la competitividad y redunda en el ahorro tras asegurarse la cualificación técnica de los contratistas.