Alainsa, o cómo reinventarse tras dos crisis económicas
La empresa de instalaciones ha renacido en los noventa y en 2013 Ahora tiene planes de expansión nacionales e internacionales
Nombrar Alainsa es reconocer voluntad de historia industrial. La de una empresa familiar que ha salido tres veces adelante: al nacer hace 40 años, al reinventarse después del boom olímpico y al renacer tras la reciente crisis económica.
Esta compañía catalana dedicada a las instalaciones integrales en los sectores terciario e industrial, es decir, a dotar de todos los servicios a edificios públicos y privados (electricidad, mecánica, climatización, ventilación, intrusión, telefonía, medios contraincendios, geotermia, etc.), tiene intención en la actualidad de expandirse y abrir nuevos mercados para volver a ser la gran empresa que fue.
Álamo Industrial (Alainsa) nació en 1978 de la mano de Diego Ramos, ahora su presidente, en l’Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Este técnico de obra fundó, con otro socio, Camunsa para realizar instalaciones. El devenir de la empresa no pudo ser mejor, ya que llegó a tener 1.000 trabajadores y una facturación de 20.000 millones de pesetas (120 millones de euros) al año.
Los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 fueron el motor definitivo de la empresa, el acontecimiento que la impulsó a ser una grande, porque la demanda y la oferta constructoras eran entonces enormes. “Pero después de los Juegos hubo que acomodarse, todo bajó, ya no era lo mismo”, asegura Carlos Ramos, director comercial de Alainsa y uno de sus socios actuales.
La compañía ha trabajado en edificios singulares como la Facultad de Derecho de la Autónoma de Barcelona o el Portal de la Pau
La primera crisis llegó a la compañía originaria. El negocio se ralentizó, hubo que buscar otros horizontes y al principio de la década de los 2000 el boom inmobiliario hizo el resto.
“De 2003 a 2009 Camunsa se dedicó al sector inmobiliario puro y duro y a gestionar patrimonio, pero volvimos a sufrir la crisis de nuevo”, narra Carlos Ramos. Sin embargo, en 2013 “decidimos volver a los orígenes”, lo que supuso retomar la actividad de las instalaciones y refundar de nuevo la empresa con el nombre de Álamo Industrial, la actual Alainsa.
Los socios son los hijos del fundador y volvieron a empezar casi de cero, replegándose a Cataluña tras haber trabajado en obras de Madrid, Valencia o Sevilla. Desde entonces todo ha vuelto a despegar.
“El primer año, 2014, la sociedad facturó 2 millones de euros, el siguiente fueron 5, en 2016 se llegó a los 10 y el año pasado facturamos ya 17 millones”, precisa el director comercial. Del parco elenco del inicio, hace seis años, han pasado a contar con 40 trabajadores.
Motor de crecimiento
La compañía de instalaciones es ahora un grupo, aunque Alainsa “es el motor, la generadora, y el resto son empresas patrimoniales”, aclara. No solo realiza instalaciones integrales, sino que se encarga de toda una cadena que va desde la consultoría y el diseño hasta la implementación, el mantenimiento y la gestión.
Datos básicos
Plantilla. La empresa familiar cuenta con 40 trabajadores.Ingresos. En 2014 facturó 2 millones de euros y en 2017 alcanzó los 17.
Apogeo. En su máximo desarrollo, llegó a una facturación anual de 20.000 millones de pesetas (120 millones de euros).
Ranking. La compañía ocupa el cuarto lugar en el índice FT 1000 de empresas europeas que más han crecido en los últimos tres años.
Esta empresa se encarga de todo tipo de edificios, como parques públicos, bibliotecas, mercados municipales, hoteles y polideportivos. Ha trabajado en la rehabilitación del edificio del Portal de la Pau, en el nuevo almacén y las oficinas de Amazon en El Prat, en los juzgados de Balaguer (Lleida), en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona o en el parador nacional de Aiguablava en la Costa Brava.
La evolución es tan positiva que Alainsa ocupa el cuarto lugar en el índice del diario británico Financial Times FT 1000 de las empresas con mayor crecimiento de Europa en los últimos tres años.
En la actualidad, la sociedad pretende iniciar su expansión y trabajar en el mercado nacional e internacional. “Ya estamos haciendo gestiones en el extranjero para salir y en España vamos teniendo clientes fuera de Cataluña y estamos ofertando porque queremos trabajar en el mercado nacional ante todo”, explica Ramos.