Trump desencadena la guerra comercial contra la Unión Europea, México y Canadá
Berlín teme que sea el inicio de una ofensiva mucho mayor contra su industria Bruselas sospecha que Washington quiere una negociación bilateral que reviente la OMC
Se acabó la tregua. EE UU ha anunciado que a partir de este viernes, 1 de junio, castigará las exportaciones de acero con unos aranceles del 25% y las de aluminio con el 10%. El castigo también afectará a Canadá y México. La decisión ha sido anunciada por el secretario de Comercio de EE UU, Wilbur Ross.
El presidente estadounidense, Donald Trump, había retrasado la aplicación de esos aranceles a la espera de una negociación bilateral con la UE. Pero la resistencia de Bruselas a hacer concesiones al margen de las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), como pretende Washington, ha llevado a Trump a lanzar la primera andanada de lo que se anuncia como una guerra comercial transatlántica.
El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, a quien la decisión de Trump sorprendió en una conferencia sobre "reenergizar Europa", anunció que "se adoptarán de inmediato medidas de represalia contra EE UU".
Bruselas ya tiene preparada un listado de 185 productos estadounidenses a los que se impondrán aranceles para compensar el daño causado por Washington a la industria siderúrgica y del aluminio de la UE. La CE calcula que los aranceles de EE UU afectan a exportaciones europeas por valor de 6.400 millones de euros y adoptará represalias por la misma cantidad pero de forma gradual.
La CE también ha anunciado su intención de denunciar este viernes a EE UU ante la OMC por adoptar unos aranceles que, según Bruselas, violan las normas comerciales internacionales porque Washington ha esgrimido razones de "seguridad nacional" que no parecen justificadas.
"Hoy es un día para el comercio mundial", ha lamentado en un comunicado la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, que ha intentado negociar con EE UU una salida que evitará el choque.
"En estas conversaciones", acusa Malmström, "EE UU ha utilizado la amenaza de restricciones a nuestras exportaciones como vía para arrancarnos concesiones. Esto no es forma de hacer negocios y mucho menos entre socios, amigos y aliados desde hace tanto tiempo".
Escalada y desorden
La primera escaramuza de la guerra comercial hace temblar a la UE y, en particular, a Alemania, que teme que sea solo el comienzo de una ofensiva mucho mayor contra su industria. Trump ya ha amenazado con imponer aranceles del 25% a las exportaciones de automóviles europeos como respuesta a las represalias de la UE por el acero. El riesgo de escalada hace temblar a Berlín que disfruta de un gigantesco superávit comercial con EE UU.
Las dos primeras andanadas de uno y otro lado causarán daños, pero todavía limitados. Las exportaciones europeas de acero y aluminio solo suponen el 0,3% de las exportaciones europeas, según datos de ING. En acero, los países más expuestos son Suecia, Reino Unido, Grecia, Alemania, Italia y Holanda. En aluminio, Alemania, Italia, Austria, Reino Unido y España.
La represalia europea solo afectará a unos sectores que suponen el 0,1% de las exportaciones mundiales de EE UU y el daño se concentrará en el bourbon, los yates y las motocicletas, según ING.
Pero el daño se multiplicará si Trump cumple su amenaza contra el sector del automóvil, con la industria alemana en el punto de mira. Las exportaciones de coches europeos a EE UU alcanzaron en 2017 un valor de 32.000 millones de euros, cinco veces más que las de acero y aluminio.
Pero el gran temor de la UE es que la administración estadounidense logre su objetivo de socavar el orden internacional, que gira en torno a la OMC. Ese riesgo ha llevado a la comisaria Malmström, a resistirse a las contrapartidas reclamadas por Washington para eximir de aranceles a la siderurgia europea.
EE UU deseaba que la UE se comprometiera a limitar voluntariamente sus exportaciones de acero y aluminio, una medida que contraviene las normas de la OMC. EE UU ya ha logrado que otros países, como China, Brasil o Corea, negocien bilateralmente al margen de las normas internacionales. La resistencia de la UE intenta preservar un orden global que se tambalea. Y que si cae, permitirá a EE UU convertirse en el gendarme mundial e imponer sus condiciones de manera unilateral