La seguridad del dividendo para tiempos inciertos en los mercados
La subida de tipos de los bonos empieza a competir con la mayoría de los dividendos, pero no con todos
Este es un año de desempeño incierto en los mercados financieros. Tras subidas encadenadas de los precios de las acciones en los últimos años en todas las zonas económicas del globo y los buenos réditos obtenidos en los mercados de deuda por el intervencionismo de los bancos centrales, los mercados están en momentos de duda sobre la tendencia a seguir. Han comenzado a aparecer las primeras señales, o al menos augurios, de una nueva crisis en Estados Unidos, incluso con fecha fija; se han enturbiado las relaciones económicas en el mundo por las veleidades proteccionistas de la Administración norteamericana; se han socavado las bases de la confianza en las democracias, con intervencionismos rusos explícitos; en definitiva, las dudas sobre la estabilidad política y la prosperidad se han puesto en c uestión, y no es precisamente el mejor de los escenarios para la inversión. Pese a todo ello, nunca como ahora habían crecido todas las economías del globo y en la proporción que lo hacen, y nunca la financiación de la actividad había sido tan barata durante tanto tiempo, pese a que los tipos hayan empezado a subir en América y, de rebote, en las economías emergentes.
Con estos parámetros, parece garantizado que las economías crecerán, y que las empresas seguirán ganando dinero, aunque los precios de sus acciones y de sus emisiones de bonos serán más propensos a encajar episodios de volatilidad. A fin de cuentas, tales cambios de humor del mercado y de los precios de los activos pueden convertirse en buenas ventanas de oportunidad tanto para hacer nuevas apuestas como para liquidar las originales.
Y desde luego es el clima que más aconseja acogerse a la seguridad de los buenos dividendos, especialmente en las compañías que tienen un historial satisfactorio en la remuneración a sus socios, y que vaya más allá de las coyunturas. Y hay muy buenos ejemplos de tales compañías tanto en España como en Europa, con rentabilidades que superan el 4%, y desde luego el 3% con el que ahora los bonos americanos tratan de competir con el reparto de beneficios.