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Fiscalidad

Cataluña recauda 130 veces más que Madrid por impuestos propios

La Generalitat aplica hasta 15 figuras fiscales particulares La región madrileña es la que menos ingresa de España

Impuestos propios de la comunidades autónomas
Alejandro Meraviglia

Toda actividad es susceptible de ser gravada con un impuesto. Y eso lo saben bien las comunidades autónomas que, en los últimos años, han recurrido a la aprobación de tributos propios para sanear sus maltrechas cuentas. Una comunidad puede gravar cualquier actividad, siempre y cuando no exista una regulación estatal o un tributo local que ya lo haga. Ello ha incentivado el ingenio de las autonomías.

En el ámbito de la fiscalidad medioambiental es donde las comunidades han creado más figuras tributarias (canon sobre la incineración de residuos, impuesto sobre contaminación atmosférica, impuesto sobre vertidos a las aguas litorales y un largo etcétera).

Madrid y Cataluña, las dos comunidades de régimen común más ricas y dinámicas representan los dos extremos en el ámbito de los impuestos propios. La Generalitat de Cataluña es con diferencia la administración que más figuras tributarias nuevas ha ideado. En cambio, Madrid prácticamente no mantiene impuestos propios. En 2018, Cataluña aplica hasta 15 tributos particulares, cifra que podría ser aún mayor porque el Tribunal Constitucional ha tumbado hasta tres gravámenes autonómicos. Los últimos datos de Hacienda reflejan que Cataluña recaudó 630 millones por impuestos propios en 2016, último año disponible. Es la comunidad que más partido saca a su competencia para crear nuevos hechos imponibles. Madrid solo aplica dos tributos propios: el impuesto sobre la instalación de máquinas en establecimientos de hostelería autorizados y el impuesto sobre depósitos de residuos. La región ingresó en 2016 por ambas figuras fiscales 4,6 millones. Siendo la comunidad más rica, es la que menos recauda por impuestos propios. Cataluña ingresa 134 veces más que las arcas madrileñas. Ello refleja que el potencial de Madrid para ingresar más o, visto desde otro punto de vista, el potencial de Cataluña para rebajar su presión fiscal.

Los datos reflejan dos maneras de hacer política fiscal. La Comunidad de Madrid, gobernada por el PP desde 1995, ha hecho bandera de los bajos impuestos. Madrid, beneficiada por la capacidad de la capital para atraer a multinacionales, por la composición de su PIB, con mayor peso del sector servicios, y por la política de inversión en infraestructuras, lleva años creciendo por encima de la media de España. Ello le permite mantener un nivel de ingresos suficiente sin necesidad de apretar demasiado las clavijas tributarias. De hecho, Madrid no solo es la comunidad que menos recauda por impuestos propios, también fue la primera en prácticamente eliminar el impuesto sobre sucesiones y donaciones para familiares directos, mantiene el IRPF más bajo de España para todos los niveles de renta y es la única que ha renunciado a recaudar el impuesto sobre el patrimonio.

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La Generalitat, en cambio, destaca por mantener la mayor presión fiscal en el IRPF para rentas bajas y medias. Cataluña fue de las comunidades que mayores números rojos registró al inicio de la crisis y respondió elevando impuestos y creando nuevas figuras tributarias. Además, las aspiraciones soberanistas también son un elemento que explica que la Generalitat recurra con mayor intensidad a tributos propios para asegurar un ámbito de fiscalidad autónomo. Por ejemplo, el año pasado creó el impuesto sobre bebidas azucaradas, una hecho imponible que ya existe en países como el Reino Unido. Entró en vigor en mayo de 2017 y aportó 22,7 millones a las arcas de la Generalitat el ejercicio anterior. Si bien es pronto para evaluar su impacto, hay estudios que reflejan que la tasa sobre las bebidas azucaradas ha reducido el consumo en esta comunidad autónoma.

El Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), órgano que pertenece al Colegio de Economistas, reclama una cierta armonización de la fiscalidad medioambiental, donde cada autonomía ha ido por libre. Además, denuncia que en muchas ocasiones los costes de gestión de impulsar nuevos impuestos propios superan la recaudación prevista y se convierten en una barrera para el crecimiento económico.

PSOE y C’s pactan bajar el impuesto de Sucesiones en Aragón

Tendencia a la baja. El PSOE y Ciudadanos han cerrado un pacto en Aragón para rebajar el impuesto sobre sucesiones y donaciones, un tributo sobre el que las comunidades tienen amplia competencia. La tendencia en los últimos años ha sido la de rebajar la fiscalidad sobre las herencias, especialmente cuando la transmisión del patrimonio pasa de padres a hijos.

Simulaciones. El último informe sobre fiscalidad autonómica del REAF refleja que Aragón es la comunidad que más penaliza las sucesiones. Un soltero que herede 800.000 euros tras fallecer su padre pagará 155.393 euros en Aragón, el importe más elevado de España. En Andalucía, no se paga ni un euro y la factura fiscal no alcanza los 2.000 euros en Murcia, Extremadura, Madrid o Canarias.

Mínimo exento. La reforma pactada entre PP y C’s contempla elevar el mínimo exento de tributación a 500.000 euros. Según la formación naranja, ello significará que solo unas 200 personas al año pagarán el impuesto sobre sucesiones frente a las 25.000 actuales.

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