El BCE tiene armas contra los créditos tóxicos
Evaluará las necesidades de capital de cada banco y puede imponer requisitos adicionales
El BCE ha perdido una batalla en su misión de sanear los balances bancarios. La presión política podría obligarle a descartar sus planes de imponer normas de provisión más estrictas para los aproximadamente 760.000 millones de préstamos dudosos de la zona euro. Pero tiene otras herramientas.
Los préstamos tóxicos son una incomodidad para el supervisor bancario, presidido por Daniele Nouy, que ha preferido un enfoque duro y obligar a los bancos a amortizar los préstamos incobrables que todavía atascan los balanes, especialmente en Italia o Grecia. Eso también podría haber eliminado un obstáculo para la creación de un sistema común de seguro de depósitos, al que se oponen Alemania y otros Estados del norte mientras los riesgos en los balances sigan siendo elevados.
El BCE recomendó en octubre que las entidades amortizaran completamente los préstamos incobrables a los siete años. Solo se aplicaba a los préstamos originados en el futuro, pero se esperaba que el BCE lo complementara con directrices similares para los antiguos. Sin embargo, la presión de Italia, que supone en torno a una cuarta parte de todos los préstamos tóxicos de la zona, hizo que se diluyeran las propuestas para los nuevos créditos. El BCE también está valorando dar capetazo a las directrices para los viejos.
El banco central tiene otras formas de lograr su objetivo. En marzo del año pasado, obligó a los bancos a explicar cómo planean recortar los préstamos incobrables. Aunque no es vinculante, el BCE puede tener en cuenta estos planes al evaluar las necesidades de capital de los prestamistas en su revisión anual. Puede imponer sanciones, como requisitos de capital adicionales, si los bancos no avanzan lo suficiente.
Los mayores bancos de Italia, Unicredit e Intesa Sanpaolo, ya se están preparando. Planean reducir su proporción de préstamos morosos brutos al 5% y al 6% del total de préstamos, respectivamente. Otros bancos italianos más débiles tendrán dificultades para igualarlos: la media del país se situaba en torno al 12% a finales de septiembre. Algunos pueden tener que reunir capital, o fusionarse.
El enfoque caso por caso del BCE podría ser más lento, y no ayudar a defender un sistema de depósitos común. Pero la dirección del viaje sigue siendo clara.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.