La renta variable cuenta con recursos para ganar rentabilidad
Hay que estar muy atentos al desarrollo del final de los estímulos de los bancos centrales y su impacto sobre los mercados
La renta variable es la opción de inversión más clara para rentabilizar los ahorros. Ese mantra, que suele adueñarse como un axioma de las recomendaciones de los especialistas y ha ganado más fuerza en el escenario de tipos bajo cero, ha chocado sin embargo con las dosis de letargo en que han entrado las Bolsas europeas por los temores a una guerra comercial entre Washington y Pekin y las incertidumbres geopolíticas crecientes. Pero la Bolsa, cuenta con alicientes para recuperar el terreno y ganar rentabilidad. El primero de esos estímulos está en la propia naturaleza del mercado: los resultados de las empresas.
Hay consenso en que la rebaja de impuestos decretada en Estados Unidos por Donald Trump se va a reflejar en una evolución muy positiva de los beneficios, lo ya se constata en los datos publicados hasta ahora. Pero, más allá de ese estímulo tributario coyuntural, los analistas ven márgenes crecientes de dos dígitos en los beneficios que se extienden a 2019. Una evolución extensible a a los resultados de las empresas europeas, tras un positivo primer trimestre, basado en las mejoras macroeconómicas, unas estructuras más eficientes, ajustes en la deuda y financiación barata.
Sin olvidar la sombra que la apreciación del euro puede proyectar sobre los exportadores, se esperan evoluciones positivas en sectores como el automóvil, la tecnología, la actividad financiera y los productos de gran consumo. En las cotizadas españolas el consenso sobre el Ibex es moderadamente optimista, aunque no descarta igualmente mejoras, como manifiestan las primeras cuentas del ejercicio que se van conociendo, pero sobre todo las estimaciones de los gestores a medio plazo. Una mejoras que los inversores ya perciben en los dividendos.
Las señales de moderación de la economía aún no preocupan a los expertos, más confiados en las favorables condiciones financieras globales, la escasa presión inflacionista y el sesgo fiscal expansivo, a pesar de las recientes alzas en el precio del petróleo. Y es que el mercado está cada vez más inmunizado contra los acontecimientos geopolíticos, como demuestra su nula reacción al reciente ataque de castigo de Estados Unidos, Reino Unido y Francia sobre Siria. A ello va a ayudar también la distensión en la península de Corea. No obstante habrá que estar muy atentos al desarrollo del final de los estímulos de los bancos centrales y su impacto sobre los mercados. Por ahora, las empresas se mostrarán cautas , aunque los planes estratégicos que vienen presentando no están carentes de ambición.