El traje a medida que necesita la flota de ‘carsharing’
En Madrid circulan más de 1.500 coches eléctricos de renting para compartir
Pequeños coches aparcados en cualquier calle de una gran ciudad de los que, gracias a una aplicación móvil, se puede hacer uso pagando cómodamente y por minutos. Vehículos para utilizar aquí y ahora que, además, no contaminan (son modelos eléctricos) y pueden aparcarse gratis a pesar de la zona de estacionamiento regulado. El éxito del carsharing estaba casi asegurado en sus inicios, en 2015, y ahora son una opción de transporte tan extendida como el metro.
La movilidad compartida está tan presente en las ciudades que cada 3,8 minutos, en Madrid, se inicia el proceso de alquiler de un vehículo de Car2Go, una de las empresas líderes del mercado. Desde su desembarco en España, los clientes de esta filial de Daimler han conducido por las calles de la capital 22 millones de kilómetros y solo en 2017, sus usuarios aumentaron un 41%, hasta superar los 200.000.
Con estas cifras, no extraña que las flotas de las principales empresas se nutran gracias a fórmulas de leasing y renting, ya que “la principal ventaja de estas modalidades es que podemos contar con nuevos modelos cada uno o dos años”, afirman desde Car2Go.
“Actualmente ofrecemos a nuestros clientes 14.000 vehículos a nivel global, la mayor parte de ellos bajo régimen de leasing y no descartamos que, en el caso concreto de Madrid, pronto tengamos que ampliar el número”, apuntan.
Los operadores valoran el control del valor residual
Emov, otro de los operadores más importantes de la capital, cuenta con una flota bajo contrato de renting de 600 vehículos, además de 150 en Lisboa. “La flexibilidad que otorga este modelo, con la renovación constante de la flota, y una visibilidad, desde el minuto cero, del valor residual del vehículo a la finalización del contrato son las principales ventajas para nosotros”, cuentan desde la compañía, que tiene como aliado a PSA Financial Services y su plataforma comercial de retail que “nos presta un gran apoyo con todas las operaciones de los vehículos: taller, limpiezas y recarga”, matizan.
El modelo utilizado para ofrecer los servicios de Emov en Madrid es el Citroën C-Zero de cuatro plazas, en contraposición al Smart Fortwo de Car2Go, en el que solo caben dos pasajeros, pero que, a cambio, ofrece mejores opciones a la hora de encontrar aparcamiento por su reducido tamaño. “La fórmula de leasing nos permite, por ejemplo, replantearnos en el futuro ampliar la flota”, dicen desde la compañía, que, en otras ciudades ofrece más modelos de Mercedes como el Clase A o el GLA.
Los contratos permiten a los operadores renovar periódicamente
y gestionar de forma flexible el mantenimiento
El boom de los autos compartidos en la capital es una referencia para el resto de ciudades. En Barcelona, entre tanto, aún no operan Car2Go y Emov, pero sí Avancar y Bluemove. Un estudio del Ayuntamiento de Madrid estima que “un coche compartido sustituye a ocho privados, que pasan gran parte de su vida útil aparcados”, por lo que se presenta como la solución al problema de la movilidad en las grandes urbes.
El último en llegar
El tercer competidor en lo que a movilidad eléctrica compartida se refiere aterrizó a finales de 2017 de la mano de Ferrovial y Renault. Su nombre es Zity y aporta a la flota de vehículos multiusuarios de Madrid 500 Renault ZOE. Todos de renting.
“Para nosotros, el volumen de inversión necesario para el lanzamiento de un proyecto tan ambicioso como Zity no hubiera sido posible si no utilizamos esta fórmula”, explican. Además, “es fundamental para prestar un servicio de alta calidad renovar la flota de forma planificada. También es destacable la flexibilidad que encontramos a la hora de gestionar el mantenimiento de los vehículos”, matizan en la operadora.
La Asociación Española de Renting de Vehículos confirma que “el peso que aporta el renting y leasing a las matriculaciones totales de eléctricos puros, en los tres primeros meses del año, ha sido de más del 24%”. No hay datos oficiales, pero parece claro que una buena parte de ellos han ido a parar a servicios multiusuarios, principalmente de Madrid, que aún recibirá una cuarta empresa en el transcurso de este año gracias a la unión de Kia y Repsol.
No solo cuatro ruedas
Eléctricas y de dos ruedas. En estos momentos también es posible pagar por el uso de una moto eléctrica compartida. Es el llamado motosharing.
En auge. En poco más de un año se ha pasado de apenas 1.300 motos eléctricas matriculadas a casi 4.000. Esta fórmula puede encontrarse en 10 ciudades de España de la mano de empresas como Ecooltra o Muving.
Made in Spain. La mayoría de los modelos eléctricos que se comparten son fabricados en España, y tienen la ventaja de que no es necesario parar para recargar su batería.