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El cambio de actitud de Kim Jong-un podría ser sincero

El dictador norcoreano ya no puede ocultar a su pueblo el desarrollo de China ni soslayar la riqueza de Corea del Sur

Kim Jong-un está jugando bonito de repente. Tras haber descongelado las relaciones con Seúl durante los Juegos Olímpicos, esta semana se ha postrado ante el presidente chino, Xi Jinping. Está abierto a reabrir negociaciones con EE UU y a hablar de “desnuclearización”. Podría ser un truco barato para conseguir que se levanten las sanciones, para después volver la extorsión. Pero el joven líder podría estar listo para comenzar a poner a Corea del Norte en una senda más normal.

El políticamente astuto Kim tenía razones de sobra para desconfiar de China, para querer que su propia disuasión nuclear mantuviera a EE UU a raya, y para reforzar su posición interna, inicialmente débil, al estar rodeado de generales y parientes mayores. Sin embargo, ahora Kim está seguro en casa y en el extranjero, así que le interesa sonreír para escapar de las sanciones. Y hay razones para esperar que vaya más lejos.

Ya ha tolerado, e incluso alentado, cierta liberalización económica. Se han desarrollado los mercados de artículos del hogar y la planificación centralizada se ha atenuado. Los cupones de racionamiento han sido sustituidos gradualmente por efectivo. Seúl calcula que el crecimiento económico del Reino Eremita alcanzó el 3,9% en 2016, máximo en 17 años, a pesar de las sanciones. La moderación es en parte una aceptación de la realidad. Kim ya no puede ocultar a su pueblo –pobre pero alfabetizado– el desarrollo de China, ni soslayar la riqueza de Corea del Sur.

Kim también celebró un congreso del partido en 2016, el primero desde 1980. Eso sugiere que podría estar preparado para dejar que el sistema evolucione hacia un gobierno estalinista normal y corriente. Si el país se convierte en una autocracia desarrollista al estilo chino, permitiendo la propiedad privada y anteponiendo la infraestructura a las armas, toda Asia disfrutaría del dividendo de la paz.

Ya ha beneficiado a Corea del Sur; el giro de Kim parece haber convencido a Donald Trump para conformarse con concesiones menores durante las negociaciones comerciales. Siempre ha salido a cuenta ser cínico respecto a la familia Kim, pero el mundo debería estar abierto a un cambio de actitud verdadero.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

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