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La victoria de la alegria sobre la ira.

« “¿Qué es esto? No hay tema” y además la repetición de notas estaba prohibida en la música. Estuvo prohibida en la música 500 años y el primer compositor que usó repetición de notas, en 1623, fue Monteverdi. Fue el primer compositor que le pidió a las cuerdas que tocaran repetición de notas. Y los músicos le dijeron “No tocamos esto”. Entonces Monteverdi dijo, “Pero esta es la única posibilidad de expresar ira […] es imposible hacer música con rabia sin repetición de notas”»

Nicolas Harnoncourt

Primer movimiento (Allegro con brio) de la Sinfonía Nº 5 en Do menor Op.67 de Ludwig van Beethoven

Wiener PhilarmonikerCarlos Kleiber (director) 1974

Con estas palabras de Nicolas Harnoncourt a los músicos de la orquesta durante los ensayos de la quinta sinfonía de Beethoven, quiere centrar el tema clave de toda la obra: la ira, la rabia contenida de un tema tan simple como tres corcheas seguidas de una nota blanca.

Carlos Kleiber , en una interpretación antológica de medidos de los años 70, desata de manera muy elocuente toda esa tensión, rabia e ira contenida en esta célula temática y lo convierte en una inmensa tormenta que parece que no va a tener fin. Kleiber parecía anticiparse a las palabras de Harnoncourt.

La simpleza de este tema lleva a que su interpretación sea bastante libre. La que nos adelantaba Harnonrcourt no solo no es la única sino que atrevería a indicar que es de las menos conocidas. Entre las más conocidas interpretaciones, la versión más poética, dramática, es que la dio el que fuera su secretario y uno de sus primeros biógrafos, Anton Felix Schindler: “¡Así el destino toca a la puerta!”, le habría dicho el propio Beethoven un día, señalándole el “sol-sol-sol-miiiiiii”-

Pero no es la única tampoco. Antony Hopkins en su libro sobre "The nine symphonies of Beethoven", obra de referencia en la primera mitad del pasado siglo sobre estas obras, recuerda un testimonio de un alumno de Beethoven, Carl Czerny en el que aseguraba que Beethoven en un día de paseo por el campo en Viena escuchó el canto de un pájaro que le sirvió de inspiración para este tema tan conocido.

El canto de un singular pájaro, el destino o la ira la verdad es que el tema sirve de aglutinar de toda la obra, una de las más compactas de toda la historia de la música. Todo en la sinfonía está construido en base a ese sencillo tema. Lo inunda todo y en todo momento. En forma de variación o de repetición en coincidencia con los otros temas que conforma los otros movimientos. En toda la sinfonía hay un claro sentido de unidad temática, que llega a ser muy evidente en el tema central del Scherzo (tercer movimiento).

Tercer movimiento (Scherzo-Allegro) de la Sinfonía Nº 5 en Do menor Op.67 de Ludwig van Beethoven

Wiener PhilarmonikerCarlos Kleiber (director) 1974

Algo similar nos parece suceder ahora. La ira lo inunda todo. Los jubilados, el colectivo menor dado a participar ne este tipo de demostraciones, ha salido a la calle y ha contribuido a romper esa imagen de serenidad que debería encontrarse en toda la sociedad. Hay que tener en cuenta que se nos dice que hemos recuperado todo el PIB perdido en la crisis, que el empleo ahora es abundante, que el sector turístico bate records año tras año, en definitiva que la crisis ha de darse por finalizada. ¿De donde viene entonces toda nuestra ira?

La respuesta como siempre, parece venir de la confrontación entre la realidad y la REALIDAD. En la falsa esperanza de que el futuro no es más que una extensión sin cambios del pasado. Que ante estos problemas, en el pasado reciente, siempre lo hemos afrontado de esta manera (generando una nueva burbuja, generando más crédito, ...) y ahora saldrá igual. Pero la REALIDAD es que el pasado no parece querer hacer acto de presencia. Lo que tenemos es una mera caricatura del pasado y el enfado y la ira es nuestra única respuesta. No entendemos que el tiempo ha cambiado, que estamos en otro etapa de la vida económica.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el motivo central de la Sinfonía N° 5 de Beethoven se convirtió en un poderoso símbolo para las fuerzas aliadas. El patrón rítmico de ‘corto-corto-corto-largo’ correspondía en el código morse a la letra ‘v’ de ‘victoria’, que era un reconocido símbolo del esfuerzo bélico. Todos recordamos a Winston Churchill cuando formaba una ‘v’ con los dedos índice y medio de su mano derecha levantada.

Era un mensaje claro a los enemigos en su “propio idioma” por partida triple: (1) Beethoven era alemán, (2) los nazis, y el propio Hitler, eran fieles admiradores de su música y (3) a los nazis les gusta difundir el mensaje de que Alemania era la “tierra de la música”- En el fondo la II Guerra Mundial también significó un cambio sustancial en el mundo del ayer.

«Esta ciudad (Washington) puede ser muy mezquina, pero uno puede escoger no ser parte de eso […] cada uno de nosotros escoge cómo queremos ser y cómo queremos tratar a los demás". Rex Tillerson exsecretario de Estado en su discurso de despedida de su cargo esta pasada semana.

Cuarto movimiento (Allegro) de la Sinfonía Nº 5 en Do menor Op.67 de Ludwig van Beethoven

Wiener PhilarmonikerKarl Böhm (director)

Una novedad muy importante en la sinfonía, el tercer y cuarto movimiento se unen, sin ninguna interrupción, con largo crescendo que da lugar a la meta: una inmensa fiesta. Incluso en este último movimiento hay una cita expresa al tema central del tercer movimiento (que contiene la célula temática de toda la obra) para recordarnos, en medio de la alegría, el mundo que abandonamos: la ira pasada.

Ese quizás debería ser el significado final de la sinfonía de Beethoven: la victoria final y definitiva de la alegría sobre la ira. La aceptación de la nueva realidad nos aleja del sueño del pasado. Si no abandonamos ese sueño, la pesadilla de la ira gobernará todos nuestros actos.

Con la alegría, la ira se resuelve. La liberación se produce. Los engaños que han venido produciendo nuestra ira se han desvanecido. Debemos construir algo distinto abandonando esta realidad (con minúsculas) y adentrándonos en la REALIDAD donde únicamente seremos felices abandonando la ira.

Esa es la verdadera victoria que necesitamos. ¿Estamos cerca de este último movimiento de la sinfonía?.

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