Uber regresa a Barcelona tras cuatro años ausente solo con licencias VTC
Medio millón de personas pidieron el servicio en verano pese a no estar disponible La capital catalana cuenta en la actualidad con 10.600 licencias de taxi
Uber vuelve a Barcelona. A partir de las ocho de la mañana de hoy, los clientes que quieran contratar un servicio a través de UberX (conductores profesionales con licencia VTC para el desplazamiento de particulares) lo podrán hacer descargándose una aplicación. De esta manera se pone fin a la ausencia de la compañía, que dejó de prestar servicio en la capital catalana en diciembre de 2014, tras una una sentencia del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid, que ordenaba el cese en todo el territorio nacional (operaba en Madrid, Barcelona y Valencia con el modelo Uber Pop, es decir, particulares que desplazaban a otros particulares).
Uber ya había regresado a Madrid. La razón es obvia. La ley establece que solo puede haber una licencia VTC por cada 30 de taxi. Por lo tanto, la posibilidad de negocio se multiplica en los enclaves en las que hay más taxis. Madrid es la ciudad con más vehículos censados (16.000), lejos de los 10.500 de Barcelona. Sin embargo, este argumento languidece ante el hecho de que esa ratio ya se ha sobrepasado (Fomento calcula que en España hay 6.455 licencias de VTC por 64.587 de taxi, una licencia de VTC por cada diez de taxi) y por el hecho de que una sentencia del Supremo, del pasado mes de noviembre, abre la puerta a la concesión de hasta 6.000 licencias solo en Madrid y Barcelona por un vacío legal. Estas se solicitaron entre julio de 2013 y noviembre de 2015, fechas en las que la norma que limitaba las licencias no estaba en vigor.
Desde la compañía se asegura que se viene a cubrir una demanda creciente que no tenía alternativas al taxi tradicional. “Más de medio millón lo pidieron solo durante el verano de 2017. En los los últimos cuatro días del Mobile World Congress, 48.595 personas también lo intentaron”. La tecnológica se va a encontrar, sin embargo, con un escenario de oposición a la actividad, impulsada en primer lugar por los taxistas, y en segundo lugar, por las administraciones públicas, que quieren establecer límites a la economía colaborativa. La más beligerante es el Ministerio de Hacienda, que fijará a partir de octubre la obligación de información a las plataformas para que aporten periódicamente datos sobre los clientes y lo que facturan con ellos.
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