Las directivas del Ibex cobran un 14% menos
Los consejos de administración del selectivo están integrados por 387 hombres y 108 mujeres, que cobran un 69% menos de media Ellas se mantiene fuera de los altos cargos y en su mayoría son consejeras externas
Cuando este jueves miles de mujeres de toda España abandonen sus puestos de trabajo para tomar las calles reclamando igualdad frente a los varones, la manifestación bien podría estar encabezada por ilustres nombres de la empresa española como Ana Botín, Helena Revoredo o Cristina Garmendia. La brecha salarial no solo es cosa de sus subalternas, sino que la diferencia es notable también entre jefas y jefes.
Las consejeras de las empresas del Ibex cobran un 69% menos que sus homólogos varones, según los datos que las propias empresas han remitido a la CNMV. Ellas perciben de media 225.000 euros y ellos, 825.000 euros.
Aunque escandalosa, la cifra tiene truco. Igual que un empleado de inferior categoría gana menos que otro con más galones, tampoco los sueldos son uniformes entre los jefes. Un consejero delegado no tiene las mismas responsabilidades que uno externo a la empresa, ni por tanto el mismo sueldo. Y los consejos de las grandes cotizadas se resisten a dejar que las mujeres tomen las riendas. Es decir, cobran menos porque aún no han desembarcado en los puestos con una remuneración más elevada.
Entre presidentes y consejeros delegados (CEO), 62 ejecutivos se sitúan en lo más alto de las cotizadas del Ibex, por solo cuatro ejecutivas, cuyo sueldo medio es un 14% inferior. Se trata de Ana Botín, presidenta de Banco Santander; María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter; Ana María Llopis, presidenta de Dia, y Rosa García, presidenta de Siemens Gamesa. Además, solo Botín y Dancausa tienen plenos poderes ejecutivos. Cristina Ruiz, de Indra, los adquirió en diciembre.
Si se suma lo que ganan las diez consejeras mejor pagadas del Ibex, la cantidad (15,5 millones) no llega ni a un tercio de lo que percibe por sí solo Lakshmi Mittal, de ArcelorMittal, que ostenta el primer puesto del ranking masculino con una retribución anual de 53 millones. Es cierto que el resto de varones de la lista no gana esas cifras, pero sus retribuciones oscilan entre los cinco y los 11 millones anuales, mientras que las mujeres cobran cantidades muy inferiores: entre los 380.000 euros y el millón. A excepción de Ana Botín, quien se embolsa 10,5 millones de euros al año.
Descontándola a ella y al magnate de ArcelorMittal, dos cantidades que alteran el resto de remuneraciones, la brecha entre los CEO se dispara: la de los hombres sería cinco veces más elevada que la de sus homólogas mujeres. 2,74 millones de euros para ellos, frente a unos 530.000 euros de media para ellas (un 417% más).
La presencia de la mujer en los consejos se va haciendo más porosa toda vez que se va descendiendo en la escala. El porcentaje de consejeras dominicales, que representan a algunos de los accionistas de referencia, es del 22%. Y el de consejeras independientes, que no representan los intereses de ninguna corriente del capital, se eleva al 33%.
La buena noticia es que allí donde son más numerosas, es donde la brecha salarial es menor. Las 83 consejeras independientes cobran un 1,3% menos que ellos, sin considerar el número de comisiones que integran.
María Jesús Alonso, presidenta de International Business Women, explica que mientras que permanece un importante techo de cristal entre los puestos directivos, los cargos de consejera independiente han sido la principal vía de entrada de las mujeres en los consejos de administración. “La CNMV ha ido aconsejando que los consejos sean menos abultados, pero que se prime la figura de independiente frente a otras, y es por ahí por donde han entrado muchas mujeres en los últimos años, también en parte por la presión legal y de los inversores hacia un mayor equilibrio entre sexos”, señala.
La brecha salarial se dispara entre los consejeros dominicales. Los sueldos percibidos por ellos son un 90% superiores a los de ellas (143.893 euros frente a 75.834). “La retribución de los consejeros no ejecutivos se hace única y exclusivamente en base a criterios objetivos. Se establece una retribución fija y unas dietas en base a las comisiones a las que pertenezcan. Las comisiones de auditoría tienen, por ejemplo, un sueldo superior a las de retribuciones, y lo que hemos visto es que la mayor parte de las consejeras forma parte de las segundas y no de las primeras”, apunta Olga Cecilia, directora en el área de People Advisory Services de EY, como uno de los motivos de esa brecha.
Nuria Chinchilla, experta del IESE Business School, da otra razón que puede explicar, según ella, por qué la diferencia salarial es mucho mayor entre las consejeras dominicales que entre las independientes: “Posiblemente sea porque las consejeras dominicales no negocian su retribución, ya que es un tipo de cargo que casi viene dado por ser miembro una familia con poder en el accionariado. En cambio las independientes, que se lo han trabajado mucho más para llegar donde están, tienen mucha más confianza y capacidad en la negociación de su retribución”, indica.
Pero de manera general, esta doctora en Dirección de Empresas sostiene que además del techo de cristal por el que muchas mujeres no llegan a los puestos más altos, la razón de la diferencia retributiva se explica también por el “techo de cemento”, o los obstáculos que se ponen las mujeres a ellas mismas, y que es mucho más difícil de romper. “La mujer negocia muy bien para un cliente, pero a la hora de negociar para sí misma lo hace peor que el hombre. Ellos van de que están muy preparados y exigen más, y a ellas en cambio les cuesta más negociar al alza y suelen pensar que lo que se les ofrece es todo lo que hay, también en parte porque se infravaloran”.
Sin embargo, parece que algo está cambiando, aunque muy lentamente. Los expertos consultados coinciden en señalar una triple presión que impulsa a las empresas a tener cada vez más en cuenta a la mujer en sus consejos.
Por un lado, la presión de inversores que cada se fijan más en la equidad en la dirección antes de cerrar una inversión. Y, por el otro, la presión legal. El Código de Buen Gobierno de la CNMV establece una recomendación para 2020 de que se llegue al 30% de mujeres en los consejos. Y la Ley de Sociedades de Capital obliga desde noviembre a que las empresas tengan cada vez más en cuenta la paridad en sus consejos.