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El BCE cambia de caras (pero no de sexo)

La vicepresidencia a la que aspira Guindos abre una gran renovación El Parlamento Europeo exige un equilibrio de género

El presidente del BCE, Mario Draghi, ante el Parlamento Europeo.  / AFP
El presidente del BCE, Mario Draghi, ante el Parlamento Europeo. / AFP

En poco más de 18 meses, la dirección del Banco Central Europeo va a sufrir una completa renovación, con cinco de los seis altos cargos en la pista de salida. La mayoría de las plazas ya están preasignadas en función de la nacionalidad y, salvo sorpresas de última hora, el Comité Ejecutivo del BCE seguirá dominado por Alemania, Francia e Italia, con España como estrella invitada.

El equilibrio de género, en cambio, sigue sin estar garantizado y el Parlamento Europeo amenaza con convertir el proceso de renovación en una pesadilla.

Las tres principales economías de la zona euro (Alemania, Francia e Italia) ya maniobran para garantizar que mantienen su presencia en el Comité Ejecutivo del Banco, unas plazas que disfrutan de facto de forma casi perenne.

Berlín apunta a la presidencia con el gobernador del Banco de Alemania, Jens Weidmann, como aspirante aventajado para sustituir a Mario Draghi en noviembre de 2019. Un mes después saldrá el francés Benoît Couré y nadie duda de que será sustituido por algún compatriota. Incluso se baraja ya el nombre de Sylvie Goulard, recién nombrada por el presidente Emmanuel Macron como vicepresidenta del Banco de Francia.

La carambola dejaría fuera a Italia. Pero en los pasillos de Fráncfort ya se maneja que el nombramiento de Weidmann como presidente supondría el fin prematuro del mandato de la alemana Sabine Lautenschläger (que termina en 2022), lo que permitiría la entrada de representante italiano.

España pertenecía a ese grupo de países con derecho a una silla reservada, pero perdió el privilegio en 2012, en plena debacle de la banca española.

Ahora parece a punto de abrirse un hueco con la candidatura de Luis de Guindos a la vicepresidencia del Banco Central Europeo. Pero nada indica que el regreso de España sea permanente y es probable que, dentro de ocho años, Madrid se vea obligada a pelear con uñas y dientes si no quiere volver a perder la plaza.

18% de ejecutivas

18% de puestos alta dirección en el BCE están ocupados por mujeres, que suponen el 43% del total de la plantilla (2.898 personas). El banco se ha marcado el objetivo de llegar al 28% a finales de 2019. En puestos de direccion en general, las mujeres alcanzan el 27% y el objetivo, en el mismo plazo, es del 35%.

Incluso ahora, tras seis años de ostracismo, a España se le puede complicar la llegada a Fráncfort por culpa de la falta de equilibrio de género en la cúpula del BCE.

El Parlamento Europeo reclama un mayor número de candidatas para un organismo en el que solo hay una mujer entre los seis miembros del comité ejecutivo y otra entre los 19 gobernadores de bancos nacionales.

El Parlamento no puede vetar a Guindos ni a su único rival, el gobernador del Banco de Irlanda, Philip Lane. Pero puede dilatar el proceso de nombramiento, como ya hizo en 2012. La vacante dejada entonces por el español José Manuel González Páramo tardó siete meses en cubrirse por la resistencia del Parlamento a emitir su dictamen (no vinculante) sobre la candidatura de Yves Mersch.

En esta ocasión, el Parlamento podría ser más benigno porque la vicepresidencia del BCE es la primera de las vacantes que se van a abrir. Pero no se puede descartar que los europarlamentarios retrasen el relevo (previsto el 1 de junio) como medida de presión para marcar el terreno. Por si acaso, Guindos ha decidido seguir como ministro hasta que su llegada al BCE sea irreversible.

Guindos, ¿halcón o paloma?

 

Los analistas de la labor del BCE no escrutan tanto el pasaporte de los miembros del Comité Ejecutivo (que apenas varía) como el sesgo de su posición a favor de una política monetaria expansiva (palomas) o restrictiva (halcones). Y en ese contexto, la probable llegada a Fráncfort de Luis de Guindos supone una incógnita por despejar.

 

 

A priori, el actual ministro de Economía parece llamado a alinearse con las palomas, muchas de ellas meridionales, que han cerrado filas con el italiano Mario Draghi para imponerse a los halcones de Alemania y llevar los tipos de interés a mínimos históricos y poner en marcha un descomunal programa de compra de deuda. Guindos, sin embargo, cuenta con el beneplácito de Berlín, y algunos observadores temen que se aparte de la línea previsible y apoye posiciones más duras de lo esperado.

 

 

La posición de España puede resultar clave porque los halcones preparan el contraataque. Primero, contra el programa de compra de deuda, que se ha reducido a la mitad (a 30.000 millones de euros al mes) con vistas a su extinción. Y después, para el relevo de Mario Draghi, cuya presidencia termina en 2019. Alemania espera hacerse con el cargo, con Francia e Italia como contrapeso y ¿Guindos en el fiel de la balanza?

 

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