Ciudades basadas en el talento
Por Ivan Bofarull, director de Global Insights & Strategic Initiatives de ESADE Business School
¿En qué medida podríamos aportar un indicador simple para que ciudades de todo el mundo puedan medir su capacidad de atraer y retener talento global? La respuesta podría estar en los conocidos "MBA". Los programas MBA son posiblemente una de las tipologías de formación con un contenido más homogéneo en todo el mundo, y al mismo tiempo, se trata de posiblemente el programa más global del sector de la educación superior.
Más de 100.000 estudiantes de todo el mundo realizan cada año el test del GMAT (Graduate Management Admission Test), el "estándar" que da acceso a los programas MBA más prestigiosos del mundo. De estos, casi dos tercios, envían solicitudes a escuelas de negocios situadas fuera de sus países de origen. Los MBA, especialmente las versiones "full time" (a tiempo completo) de este programa, son especialmente idóneos para comprender los flujos mundiales del talento. Es por este motivo que en 2013 decidimos crear una herramienta, denominada MBA City Monitor, que pretende ser un predictor de la capacidad de una ciudad para atraer y retener talento global.
Para ello, calculamos el número de estudiantes internacionales que se encuentran cursando programas Full-Time de MBA en grandes áreas urbanas de todo el mundo, en escuelas de negocios listadas entre las 100 mejores del mundo por Financial Times. El resultado del MBA City Monitor es un ranking que las ciudades pueden utilizar para medirse y compararse adecuadamente en su capacidad de atraer y retener el talento global.
Por qué este puede ser un buen predictor
En primer lugar, cursar uno de los programas MBA de las principales escuelas de negocios en el mundo supone un gran compromiso económico y humano para cualquier estudiante: se trata de un desembolso muy relevante, que suele oscilar de promedio entre los 50 y los 100 mil dólares, así como un coste de oportunidad altísimo, por el salario que se deja de ingresar al abandonar el puesto de trabajo por un periodo que oscila entre los 12 y los 24 meses. Por otro lado, la movilidad internacional supone un compromiso adicional, que en ocasiones involucra el esfuerzo de obtener el visado correspondiente, motivo por el cual en el MBA City Monitor sólo se computan los estudiantes internacionales.
En segundo lugar, se agrega el número entero de estudiantes que se encuentran cursando el MBA, tanto en primer como segundo curso (existen programas MBA de distinta duración, entre uno y dos años). Es habitual utilizar como métrica de movilidad "la entrada" de nuevos estudiantes, pero en el caso del MBA City Monitor utilizamos como métrica el total de estudiantes "enrolados", porque de lo contrario, no tendríamos ninguna medida que nos indicara la capacidad de retención del talento -se supone que aquellos programas de mayor duración (24 meses) implican también un mayor compromiso por parte del estudiante y suponen un mejor predictor de la capacidad de una ciudad de retener el talento, en comparación con los programas de 12 meses de duración-.
Finalmente, el MBA City Monitor agrega el número de estudiantes de programas situados en áreas o regiones urbanas, no estrictamente dentro de un municipio. En otras palabras, nuestra hipótesis es que programas como el de INSEAD (Fontainebleau) o de Oxford (Inglaterra) están asociados a París y Londres como magnetos de talento.
Atracción de las ciudades
Desde 2013, hemos compilado tres ediciones del MBA City Monitor, lo cual nos aporta una perspectiva bastante consistente de cuáles son esos "magnetos" globales del talento.
En 2017, el ranking es liderado por Boston, como en las dos ediciones anteriores, seguido del área de New York. El eje que se extiende de Boston hasta New York, es lo que nos atrevemos a denominar el corredor del "Ivy League", el club de las universidades de élite de EE.UU.: un corredor en el que se encuentran instituciones académicas como Harvard, MIT, Yale o Columbia, cuyos programas MBA siguen siendo de los más prestigiosos del mundo.
Uno de los aspectos destacados del ranking de este año es el ascenso de las tres ciudades europeas que son referentes en el ámbito del talento global de MBA: Londres, París y Barcelona. Una de las potenciales lecturas que podrían realizarse es que estas áreas urbanas, en las que "residen" escuelas como London Business School, Oxford, Cambridge, Insead, HEC, Iese o ESADE, entre otras, se han beneficiado en los últimos meses de la nueva orientación que la Administración Trump ha adoptado con respecto a los visitantes internacionales, quienes estarían mostrando un creciente interés por destinos europeos en lugar de los EE.UU.
En contraste con la actitud de la Administración Trump, el presidente francés Emmanuel Macron abanderó personalmente la creación del "French Tech Visa", una "pasarela" administrativa para nuevo talento internacional en Francia.
En otras ocasiones, el propio éxito de un área urbana puede ahogar el crecimiento futuro, como podría estar sucediendo en Silicon Valley y en Singapur, donde los costes de la vida se han disparado en los últimos años hasta tal punto que no sólo provoca extremas desigualdades (en el caso de San Francisco), sino que frena la llegada de talento MBA y, por lo tanto, potencialmente, también de otros ámbitos.
En líneas generales, una de las principales conclusiones del MBA City Monitor, en línea con algunos estudios recientes, como "How to Get to Next" de la Fundación Bill&Melinda Gates, es que las ciudades se están desacoplando, como marcas globales, de las marcas de sus países o estados.
En última instancia, este análisis es también una herramienta para que los diferentes gobiernos, en sus distintos niveles de alcance, urbano, regional/estatal y nacional, tengan una medida del volumen relevante de núcleos de talento global y móvil que residen temporalmente en sus ciudades.
En otras palabras, los estudiantes de MBA globales, junto con talento de otras disciplinas, podrían constituir un "Google X" de las ciudades, un equipo de "operaciones especiales" que, durante unos meses, se dedicara a resolver de forma radical problemas muy relevantes cuya solución mejore sustancialmente la vida de los ciudadanos. Las ciudades tienen que actualizar su sistema operativo para seguir siendo relevantes en la nueva era digital y algorítmica, y este es un reto que sólo podrán abordar si reinventan su relación con el talento global. El MBA City Monitor puede ser un punto de partida desde donde afrontar este reto apasionante.