Empresas unicornio y empresas cucaracha
Por Katharine D’Amico, profesora de ESADE Business & Law School
Como cualquier otro animal, la cucaracha vive en sintonía con su entorno y sus circunstancias. Si determinados recursos, como la comida, escasean, desarrolla estrategias de supervivencia, y ha obtenido mucho éxito actuando así. Hay más de 4.000 especies de cucarachas en todo el mundo y existen desde hace más de 280 millones de años. Una cucaracha bebé de un día de vida tiene el tamaño de una mota de polvo, pero puede correr casi tan rápido como sus padres. Además, las cucarachas pueden vivir sin comer durante un mes, y sobrevivir una semana sin cabeza. Son muy resilientes. Y al final se salen con la suya.
Por su parte, los unicornios evocan la imagen mágica de una criatura legendaria, descrita desde tiempo antiguo, ya representada en las antiguas tabletas de la civilización del valle del Indo y mencionada por los griegos antiguos en sus relatos de historia natural y en el folclore europeo, como símbolo de la pureza y la gracia, que solo podía ser capturada por una virgen y se decía que tenía el poder de purificar el agua insalubre y curar enfermedades.
Belleza y magia, o una pequeña cucaracha que se escabulle. Al igual que los animales, las empresas suelen describirse de un modo similar: una empresa 'unicornio' es aquella que tiene una historia mágica de éxito y que atesora un valor extraordinario, de uno o varios miles de millones –por no hablar de las 'decacornio', valoradas en más de 10.000 millones o más-. Las 'unicornio' se llevan todo el protagonismo y son el centro de atención de todas las miradas, mientras que las start-up cucaracha se muestran menos glamurosas y son de perfil bajo, más resilientes y austeras.
Pero solo existen 197 empresas 'unicornio' en el mundo y el 80 % de ellas se hallan en los Estados Unidos (54 %), en China, (23 %), en la India (14 %), en el Reino Unido (4 %), en Alemania (2 %) y en Corea de Sur (2%), donde abundan los recursos y las circunstancias son favorables. Los inversores se aferran a estas empresas para obtener un rápido ROI y enseguida saltan a los titulares. No en balde son una fuente de inspiración para los emprendedores.
En cambio, las start-ups 'cucaracha' no son nada nuevo y se hallan en entornos menos favorables, donde las circunstancias les obligan a ser realistas, pero también escalables; austeras, pero inteligentes. Y tienen que actuar bien, sin prisas. Son silenciosas, constantes y suficientemente sensibles para triunfar, no con buenos, sino con grandes productos y servicios.
Y a fin de cuentas, ¿qué es lo que buscan los inversores? Buscan una gran start-up cuyos fundadores sean apasionados, se sientan cómodos con la ambigüedad, sean capaces de comunicarse de forma clara y concisa, y que tengan ideas reales para el mundo real. Así pues, dejando a un lado las etiquetas, los atributos que presentan las denominadas start-ups 'cucaracha' atraerán sin duda a los inversores, que confiarán en su resiliencia y empuje. Luego, la ambición llevará a transformar la 'cucaracha' en una historia de éxito, en una 'unicornio', y con esta transformación surgirá un híbrido aún más fuerte: una empresa de éxito, capaz de sobrevivir a casi todas las circunstancias.