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Los inversores dejan el Coche 2.0 en el arcén... salvo el de Tesla

En un ciclo normal, el escepticismo sería de esperar, pero el modelo de negocio se prepara para un cambio radical

Ford Edge ST 2019, presentado en el Salón delMotor de Detroit (Michigan, EE UU).
Ford Edge ST 2019, presentado en el Salón delMotor de Detroit (Michigan, EE UU).REUTERS

Los inversores están dejando el Coche 2.0 en el arcén. En la feria anual de Detroit (EE UU), los fabricantes están mostrando sus planes revolucionarios: Ford va a más que duplicar su inversión en baterías eléctricas, hasta más de 11.000 millones de dólares en 2022, y General Motors acaba de pedir a los reguladores que aprueben su coche sin conductor. Toyota o Volkswagen también se están volcando, pero los inversores no están por la labor.

La mayoría de las principales compañías del sector cotizan en un rango estrecho de entre 7 y 9 veces las ganancias esperadas este año. Eso indica que la industria no solo no está creciendo, sino que está en declive. Solo Toyota y Honda valen más de 10 veces sus ingresos netos, el nivel que marca si un negocio está en expansión, según los resultados estimados del ejercicio.

En un ciclo normal, tal escepticismo sería de esperar. Las ventas en América del Norte están cayendo desde niveles récord y el crecimiento en Europa sigue siendo lento. Mientras, los tipos de interés están subiendo, aunque despacio, lo cual encarece los préstamos.

Esta vez, sin embargo, la industria está lidiando con lo que probablemente serán cambios fundamentales en el modelo de negocio. Los datos obtenidos con la conexión de los vehículos a internet podrían representar más de 120.000 millones de dólares de ingresos anuales, según UBS. Y según GM, los coches autónomos podrían generar 10 veces o más los 31.000 dólares que ingresa ahora durante la vida útil de un vehículo, operando sus propias flotas de taxis autónomos –espera lanzar la primera el próximo año– y vehículos de uso compartido.

Ciertamente, hay dudas sobre cuán rápido se aceptarán y adoptarán estas tecnologías. El abastecimiento de materias primas para las baterías eléctricas también es un problema, en concreto el suministro de cobalto.

Ninguna de estas preocupaciones pesa sobre Tesla. Cotiza a 230 veces sus ganancias sin ajustar de 2020, el primer año en que espera obtener beneficios, a pesar de incumplir varios objetivos de producción. Musk, claro, tiene un culto detrás. Si los accionistas de sus rivales tuvieran la misma fe en ellos, sus valoraciones se dispararían.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

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