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La Fiscalía francesa investiga a Apple por adelantar la obsolescencia de los iPhone antiguos

La justicia gala también investiga a Epson por programar presuntamente la obsolescencia de los cartuchos de tinta Francia reconoció en 2015 la obsolescencia programada como delito penal

Dos iPhone en una tienda de Sídney, Australia.
Dos iPhone en una tienda de Sídney, Australia. Efe

La Fiscalía francesa investiga a Apple por los delitos de "fraude" y por adelantar la obsolescencia programada de sus iPhone mediante la supuesta manipulación de las baterías de los modelos más antiguos de su famoso terminal, según han confirmado a Efe fuentes judiciales. Estas mismas fuentes explican que la investigación, iniciada por la denuncia de la asociación francesa Alto a la obsolescencia programada, la llevará a cabo la Dirección General de la Competencia, del Consumo y de la Lucha contra los Fraudes (DGCCRF), que forma parte del MInisterio de Economía.

La crisis con la que cerró el año Apple, tras admitir que llevaba tiempo ralentizando los viejos iPhone cuyas baterías presentaban cierto nivel de degradación, se complica en el país galo. Aquí la ley de Hamon de 2015 reconoce la obsolescencia programada (la acción de acortar intencionadamente la vida útil de un producto con el objetivo de hacer que los clientes lo reemplacen) como un delito penal, y puede acarrear penas de prisión a sus responsables y/o sanciones económicas, que podrían alcanzar hasta el 5% de la facturación anual de la compañía. 

La investigación llega tras múltiples denuncias a la compañía por la misma razón en EE UU e Israel. Parece que las disculpas y explicaciones ofrecidas por Apple para calmar los ánimos de los consumidores y de organizaciones como la asociación francesa de consumidores Alto a la obsolescencia programada (HOP), que se han sentido engañados por la multinacional, no han surtido el efecto deseado por el gigante tecnológico. Apple publicó a final de diciembre una carta dirigida a sus clientes en la que pedía perdón por el "malentendido" generado alrededor del tema y ofreció descuentos para los usuarios que quieran cambiar la batería de su viejo teléfono. La compañía también se comprometió a ser más transparente en el futuro.

Apple ha mantenido desde que se conoció que ralentizaba deliberadamente los viejos iPhone a través de la actualización de iOS, que el objetivo no era otro que alargar la vida de los terminales y evitar su colapso, pues defiende que el rendimiento de los teléfonos disminuye con el tiempo. Pero muchos consumidores han criticado su falta de transparencia y han acusado a Apple de querer impulsar, con esta maniobra, la compra de nuevos modelos. Precisamente, las nueve demandas colectivas presentadas contra la compañía en EE UU acusan a Apple de fraude, publicidad engañosa y enriquecimiento ilícito.

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La investigación a Apple en Francia se suma a otra abierta en este mismo país al fabricante de impresoras Epson. A final de año, la justicia gala anunció que investiga a la compañía japonesa por programar presuntamente la obsolescencia de los cartuchos de tinta para que sean inservibles antes de que se les agote el producto. Otra demanda de la asociación Alto a la obsolescencia programada está tras el caso. Esta organización también ha denunciado a otros tres fabricantes de impresoras, la estadounidense HP y las niponas Canon y Brother, por la misma razón. 

Según la asociación HOP, se habían detectado dos técnicas en estas marcas: la inclusión de elementos que indican engañosamente que la tinta se ha agotado y el bloqueo de las impresoras cuando aún queda líquido en el cartucho. De momento, estas últimas tres compañías no están siendo investigadas.

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