Una racha bajista que vive toda Europa y a la que España suma el efecto Cataluña
El Ibex rompió ayer con diez jornadas consecutivas cerrando en número rojos
El Ibex consiguió ayer cortar la racha bajista más larga de su historia aferrándose a la corrección intradía del euro, lo que permitió al selectivo sumar un 0,24% y superar de nuevo los 10.000 puntos. Lo hizo en una jornada de caídas generalizadas en Europa y en la que buena parte de los parqués encadenan ya varias jornadas negativas. El Ibex 35 ha acumulado diez cierres consecutivos en números rojos, en una dinámica que, pese a todo, los analistas no consideran más preocupante que la vivida en otras plazas europeas, pero que tiene sus propias particularidades.
La más evidente es el castigo que el mercado español ha sufrido a costa del conflicto en Cataluña, un vendaval sostenido que ha costado al selectivo un considerable diferencial negativo con el resto de Europa del que todavía no se ha recuperado. Más allá del debate, en el que no existe un criterio unánime, sobre si la factura que el independentismo ha pasado al Ibex resulta o no excesiva, todo apunta a que esa brecha no será cubierta hasta que la deriva secesionista quede definitivamente atrás y la comunidad autónoma celebre elecciones con normalidad democrática.
A ese lastre específico que ha acusado la Bolsa española hay que sumar factores que han hecho lo propio con otros mercados. Así sucede con la actual fortaleza del euro frente al dólar –que penaliza especialmente a selectivos como el alemán, en el que la presencia exportadora es muy potente–, pero también el retraso del Senado de EE UU a la hora de aprobar la reforma fiscal, el final de la temporada de publicación de resultados empresariales o la caída del precio del petróleo, entre otros.
Ese conjunto de razones explican una situación que muchos analistas consideran un mero ajuste técnico y que forma parte de la dinámica de avance y corrección de las Bolsas. La economía global ofrece un sólido horizonte en términos de crecimiento, la política monetaria de tipos bajos se mantiene y las empresas contemplan ante sí buenas perspectivas de negocio. Son poderosas razones para tener muy en cuenta de cara al futuro.