Pablo Urbano: “Vendemos agua para que otros puedan beber”
Es cofundador de Auara, una empresa a caballo entre la RSC y las ONG La firma destina el 100% de sus dividendos a proyectos de cooperación
Vender agua para que otros puedan beber. Esta es la idea sobre la que se sustenta el negocio de Auara, una pequeña empresa que desde 2015 abre pozos en países como Benin, Camerún, Etiopía, Congo o Camboya gracias a la venta de botellas de agua en España. “Nos dimos cuenta de que una gran parte de los problemas que se sufren en estos países están motivados por la escasez. Desde el cultivo a las enfermedades, la alimentación o la desescolarización de niños que tienen que andar kilómetros para llegar a un manantial”, explica Pablo Urbano (Madrid, 1990), cofundador de la compañía junto a sus dos socios, Antonio Espinosa y Luis de Sande.
Decidieron entonces utilizar el propio agua como nexo conductor entre los dos mundos. No sin riesgo, reconoce, ya que este mercado es, sin duda, uno de los más complicados en los que abrirse camino. “Es un sector enorme, con una competitividad altísima y en el que la capacidad de diferenciación es muy pequeña”. A esto se le añaden otros retos añadidos. Cualquiera que abra un grifo en España puede beber y es difícil encontrarse con un bar que niegue un vaso de agua. ¿Qué hacer entonces para diferenciarse y hacer de la compra de una botella de agua algo especial? “El proyecto social. En un mercado saturado puedes distinguirte gracias a él”.
Por eso, Auara destina el 100% de los dividendos a proyectos de cooperación y ayuda, aliándose con organizaciones que llevan trabajando desde hace años en estos lugares. “Nosotros nos centramos solo en la venta de agua, no podemos ir más allá, porque además hay otros que lo saben hacer mucho mejor y conocen más a fondo las necesidades y características de cada región”. La mayoría de las iniciativas están destinadas a la construcción de pozos. En Tamarou (Benin), con la colaboración de Manos Unidas y un presupuesto de 6.000 euros, consiguieron levantar uno del que ya se benefician 500 personas. En Tahen (Camboya), con 1.400 euros y Sauce como socio, han logrado que 150 personas tengan un lugar del que beber.
Es cierto, reconoce Urbano, que no todos están dispuestos a pagar algo más de dinero, unos 50 céntimos por medio litro, por beber agua. “Pero en el último año ya hemos vendido en España, y principalmente en Madrid, un millón de botellas”. Para seguir creciendo, el equipo de Auara, formado por 10 personas que trabajan en una pequeña oficina abierta en la madrileña calle de Alonso Cano, donde abundan varios diseños de botellas y los recuerdos de los proyectos consolidados hasta la fecha, tiene como objetivo dar a conocer la marca y el proyecto que encierra tras de sí.
En el último año hemos vendido en España un millón de botellas
Pablo Urbano
Por ahora, en España ya son la marca de agua con más seguidores en Instagram. Al mismo tiempo, promueven colaboraciones con otras empresas que quieren participar en sus iniciativas. “Ya trabajamos con los restaurantes del grupo Larrumba, la firma de moda El Ganso y las peluquerías Aveda”, cuenta. Además, más allá del proyecto de Auara, su pilar fundamental, impulsan otro tipo de novedades para ser algo distinto en el sector: “Nuestras botellas son cuadradas, que es algo difícil de ver, y ocupan menos espacio en el transporte. También están elaboradas con plástico reciclado, somos la única marca en Europa que hace esto”, presume.
Dar a conocer la iniciativa mediante las redes sociales y abrirse a nuevos socios ocupa la mayor parte del tiempo del equipo, que ya quiere impulsar el mercado nacional y no quedarse solo en Madrid. También apuestan por abrirse a los consumidores y llegar al público masculino. “Nos hemos dado cuenta de que la compra de botellas es principalmente femenina”. Para ello, también apuestan por dar a conocer las bondades de su producto. “Aunque el agua es eso, agua, tiene pequeños matices. Nosotros trabajamos con una planta embotelladora de León, con un manantial de la zona, y es un agua muy pura, de mineralización suave”.