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Travesía por los grandes desiertos españoles

Explore los páramos de Tabernas, los Monegros o las dunas de Corralejo

Badlands en el desierto de Gorafe, en Granada.
Badlands en el desierto de Gorafe, en Granada.

Salgamos un momento de esos paisajes fantasmagóricos que nos brinda el otoño; bosques pardos y rojizos, caminos cubiertos de hojas, praderas refrescadas por la lluvia o montañas donde la nieve ya empieza a asomar en las cumbres. Huyamos de esa España tan verde para cubrirlo todo de arena, de roca y de relieves imposibles abrasados por el sol.

En la inmensa variedad orográfica y climática de nuestra geografía encontramos los desiertos más áridos de Europa. Nos trasladan a otras épocas y a otros lugares y despiertan nuestras ansias de aventuras y libertad para recorrer los senderos que se pierden en las dunas, los barrancos y las llanuras en busca del atardecer perfecto.

En España se concentran en el sureste y en las islas Canarias, aunque ya dos terceras partes de nuestro territorio se encuentran en riesgo de desertificación, según el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. El otoño es la mejor época del año para descubrir estos entornos inhóspitos, cuando el calor (y el frío) nos da un respiro y la luz adopta distintas tonalidades que son un deleite para los sentidos en medio del silencio. Empezamos la travesía por los desiertos más espectaculares de España, así que tome nota y, sobre todo, no pierda de vista el camino.

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Desde los años sesenta, la industria norteamericana se ha encomendado a estos escenarios naturales para recrear los paisajes de su Lejano Oeste. Maestros como Spielberg, Sergio Leone o los precursores del spaghetti western rodaron miles de cintas y series en estos tórridos parajes: desde El Cid a Juego de Tronos. En Almería, el 24% del territorio es desértico y en él encontramos dos lugares emblemáticos: el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar y el desierto de Tabernas.

Al norte de la provincia, la A-92 desciende entre los macizos de Sierra Nevada, Filabres y la Alhamilla hacia el único desierto como tal de toda Europa, el de Tabernas. Dejamos atrás la fértil Alpujarra y las cumbres de la cordillera Penibética para apreciar el rostro más infértil e inhóspito de la Península, con precipitaciones que no llegan a los 200 l/m2 al año y una temperatura media de 17 °C. Explore este infierno desolado, de montañas que parecen de cartón piedra y senderos que se internan en las ramblas entre microcráteres y chimeneas de hadas. Plantas rastreras, matorrales y algunos eucaliptos y pinos escoltan al viajero hasta los poblados del Oeste, decorados que hoy son un filón turístico.

Paraje desolado junto a la playa de Mosul, en Almería.
Paraje desolado junto a la playa de Mosul, en Almería.

Acurrucado junto al Mediterráneo encontramos el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar, espacio protegido de origen volcánico que conserva preciosas playas de arena oscura, como las de Mónsul y Genoveses, entre pequeñas calas de aguas claras. Torreones y baluartes protegen la costa pedregosa, con 45 km vírgenes y un interior desecado de montículos y llanos de vegetación endémica.

 Qué hacer: visite el observatorio astronómico de Calar Alto, en Gérgal. Entrada: 10 euros.

 Dónde comer: en el restaurante El Faro, en el cabo de Gata. Excelente comida con gusto marinero.

 Dónde dormir: en el Cortijo Oro Verde de Tabernas. Precio: desde 65 euros.

Los Monegros
Los Monegros

Cuentan que, antiguamente, en la depresión del valle del Ebro se erigía un frondoso bosque de pinos, hasta que el rey Felipe II ordenó talarlo para construir su famosa Armada Invencible. Leyendas aparte, conduciendo por la A-2, al poco de pasar Zaragoza, la autopista se sumerge en una gran estepa árida conocida como los Monegros.

Esta comarca semidesértica se extiende por 2.765 km2 entre Zaragoza y Huesca. Hasta donde nos alcanza la vista distinguimos la sequía de los suelos pedregosos, el rojizo de los ribazos y las tonalidades doradas de los campos de cereal que nos recuerdan a los páramos orientales. Este estéril escenario es el idóneo para la práctica de actividades de aventura y turismo activo. Más de mil kilómetros de caminos se despliegan ante nosotros para recorrer en vehículos 4x4 o bicicleta de montaña donde sobrevuelan el alcaraván, el águila real o la avutarda.

Sariñena, Lanaja, Leciñena y así hasta 49. La comarca, a pesar de la despoblación, está salpicada por multitud de pueblos que conservan asentamientos y búnkeres de la Guerra Civil, como en el que estuvo el escritor británico George Orwell.

Desde la sierra de Alcubierre, repleta de barrancos, vamos en busca de los tozales. Estos grandes pináculos esculpidos a conciencia por la erosión son los iconos del lugar y los hitos que guían al caminante en medio de este paraje sobrecogedor.

Qué hacer: la ruta Orwell por los vestigios de la Guerra Civil en los Monegros.

Dónde comer: pruebe las chacinas o el cocido monegrino en La Posada del Portegao, en Leciñena.

Dónde dormir: en el hotel Cueva, un complejo de lujo excavado en la montaña. Precio: 140 euros la noche.

Corralejo
Corralejo

Volvemos al sur para descubrir el desierto de Gorafe y su espectacular amalgama de formas, colores y sensaciones. En medio de la depresión de Guadix-Baza, al norte de la provincia de Granada, se aferra este baldío, una cuenca sedimentaria bañada hace 100.000 años por un lago.

El desierto de Gorafe nos da la bienvenida con sus impresionantes badlands o tierras malas. Parece como si la llanura hubiera sido estrujada una y otra vez para edificar interminables barrancos, gargantas y montículos de arcilla y arena de 300 metros. Lo conocen como el desierto de los coloraos por las tonalidades rojizas de sus terrenos, que cambian con cada hora del día.

Además de las muchas rutas para explorar esta zona quebrada, paraíso de los amantes del trekking, encontramos en el desierto de Gorafe yacimientos paleontológicos de gran valor en Fonelas y en Orce.

El pueblo de Gorafe es el epicentro de esta cuenca sedimentaria y uno de los municipios más pintorescos de Granada por su ubicación en un profundo cañón, por sus famosas casas-cueva y por el Parque Megalítico, con más de 240 dólmenes. Es el mejor punto de partida para explorar esta maravilla natural en forma de gigantescas cárcavas y areniscas de distintas formas y colores olvidada de la actividad humana. Es recomendable ir con guía.

Qué hacer: la georruta Desierto de Gorafe, desde esta localidad hasta el Parque Megalítico, uno de los mayores de Europa.

Dónde comer: en Gorafe, Casa Juana y el Mesón Ilusión son los reyes de la comida tradicional local.

Dónde dormir: en los alojamientos rurales situados en las casas-cueva de Gorafe.

Conquistados los desiertos de la Península, estamos preparados para las Canarias. Nada más llegar se dará cuenta de que Fuerteventura es un trozo de tierra arrancado del desierto del Sahara y plantado en el Atlántico. 

Al norte, el Parque Natural de las Dunas de Corralejo es lo más parecido a la icónica imagen de mar de arena abrasado por el sol entre oasis y espejismos de Lawrence de Arabia. Piérdase por este gran campo de finísima arena blanca de origen marino, asentado sobre ocho kilómetros de coladas basálticas a pie de mar.

Y aprovechando que está en Canarias, qué mejor manera que afrontar el duro otoño que disfrutar de las estupendas playas que encontramos en el parque, de aguas cristalinas como la Alzada o el Moro. Los adictos a la adrenalina no perderán la oportunidad de practicar el surf, windsurf, kitesurf o el buceo en este entorno sahariano, donde acaba de tener lugar la Media Maratón Internacional Dunas de Fuerteventura. 

En el extremo sur de la isla, en el municipio de Pájara, encontramos otro desierto totalmente diferente, el del Parque Natural de Jandía. Las montañas volcánicas peladas del macizo de Jandía, coronadas por el Pico de la Zarza (807 m), protegen las llanuras pedregosas, los sistemas dunares y playas vírgenes de esta península, con la de Cofete como máximo exponente.

Qué hacer: del 9 al 12 de noviembre tiene lugar el Festival Internacional de Cometas en las Dunas de Corralejo.

Dónde comer: en el restaurante Punta de Jandía, de excelente pescado.

Dónde dormir: en Corralejo dispondrá desde un cinco estrellas a un coqueto apartamento rural.

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