_
_
_
_

La redada saudí es el lado oscuro del deseo de apertura del heredero

Bin Salman detiene a otros príncipes y ministros acusados de corrupción Parece que caprichos y conspiraciones importan más que la transparencia y la seguridad jurídica

El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman.
El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman.REUTERS

No hace ni dos semanas, el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, declaró en el Ritz-Carlton de Riad, ante miles de sus súbditos e invitados, que su país necesitaba una sociedad islámica más justa, abierta y moderada. El domingo convirtió el hotel en un lujoso centro de detención para príncipes, ministros y otras élites, detenidos en una repentina campaña anticorrupción. Eso podría hacer más daño que beneficio a las ambiciosas reformas económicas y sociales del probable próximo rey saudí.

Entre los detenidos está el príncipe Alwaleed bin Talal, cuyas inversiones en Citigroup, Twitter y otras firmas lo convierten en el saudí más reconocible en Wall Street. Otros 10 príncipes y cuatro ministros también fueron retenidos, así como el ex ministro de Finanzas Ibrahim al-Assaf, directivo de Saudi Aramco que se acababa de codear en el foro Future Investment Initiative, en Riad, con Larry Fink, CEO de BlackRock, o Steve Schwarzman, de Blackstone.

Puede que la corrupción sea un problema, pero el movimiento parece también un ataque contra una potencial oposición. El heredero ha prometido devolver las costumbres a antes de 1979, cuando tomaron el control los conservadores religiosos. Después de cautivar al mundo económico en el Davos del desierto con su proyecto de convertir Riad en un centro financiero, quizá se haya envalentonado.

Muchos saudíes han recibido con agrado las drásticas medidas contra la considerada vieja guardia –muchos de ellos extraordinariamente ricos de nacimiento. Aunque la Bolsa nacional empezó hundiéndose un 2,2%, cerró al alza.

Pero la purga plantea más preguntas de las que responde. ¿De qué se les acusa, y con qué pruebas? ¿Tuvo la disputa pública de Alwaleed con Donald Trump algo que ver con su arresto? ¿Había amenaza de golpe de Estado o es solo prevención?

En todo caso, los acontecimientos subrayan que Arabia Saudí es una monarquía absoluta. Eso puede significar que caprichos y conspiraciones importan más que la transparencia y la seguridad jurídica, requisitos previos para muchos inversores globales. La purga puede despejar el camino para la reforma, pero también hacerla menos creíble.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

Archivado En

_
_