La energía hace las maletas
Europa, América Latina y Oriente Próximo son los principales escenarios de las grandes obras de gas, refinería y electricidad de las empresas españolas
Las grandes empresas españolas de ingeniería industrial están a pleno rendimiento. Son muchos los proyectos de infraestructuras energéticas que están desarrollando fuera de España, ya que hace años optaron por licitar grandes obras en mercados internacionales. Muchas de ellas están relacionadas con el gas natural, una de las tecnologías más potentes del presente.
Entre los contratos más importantes llevados a cabo destaca el de Enagás en el sureste de Europa. Esta compañía participa con un 16% en el desarrollo del Trans Adriatic Pipeline (TAP), un enorme gasoducto diseñado para transportar gas natural procedente del mar Caspio a Europa. El TAP forma parte del llamado Southern Gas Corridor, que recorrerá siete países con un total de 3.500 kilómetros de gasoductos.
El conocido como Pipeline, cuyo coste total asciende a unos 4.500 millones de euros, es el proyecto de construcción, operación y mantenimiento de un gasoducto de 878 kilómetros de longitud y que conectará Grecia, Albania e Italia. Ya se ha ejecutado más del 50% de la obra. Se prevé que las primeras entregas de gas puedan realizarse en 2020. Enagás dirige las operaciones del TAP desde el mes de septiembre.
Las ingenierías cada vez ganan más contratos fuera de España y con mayores volúmenes de inversión que dentro del país
Otro continente, el americano, es el campo de acción de los proyectos gasísticos de otras dos compañías españolas, Técnicas Reunidas y Cobra. La primera resultó seleccionada el pasado junio para el diseño, aprovisionamiento, construcción y puesta en marcha de una central de ciclo combinado de 875 megavatios en Guadalajara (México).
Gracias a este proyecto se instalarán dos turbinas de gas eficientes, dos calderas de recuperación y una turbina de vapor, que generarán esa potencia. Igualmente, Técnicas Reunidas se encargará de todos los sistemas auxiliares de la planta, con dos subestaciones para conectar la central a la red. La obra, que estará lista en 30 meses, suma 500 millones de dólares (423 millones de euros).
Gas esquisto
En cuanto a Cobra, compañía perteneciente al Grupo ACS, ha sido elegida, en este caso por el propio Gobierno de México, para la exploración y extracción de hidrocarburos en tres bloques (cada uno de los cuales cuenta con una superficie de 400 kilómetros cuadrados) en la cuenca de Burgos.
En esta zona, muy rica en gas natural, se están llevando a cabo las llamadas rondas, que son operaciones en espacios delimitados de la cuenca. Lo que ha ganado Cobra es un bloque de trabajo en la ronda 2.2 y otros dos bloques en la ronda 2.3. Cobra invertirá en ellos más de 430 millones de dólares (unos 366 millones de euros) durante la vigencia de los contratos de licencia, que es de 30 años. A cambio, la compañía espera producir un volumen de gas natural que supere los 860 millones.
Si hay un proyecto que la empresa asturiana Duro Felguera considera la joya de la corona es el que está ejecutando en Bélgica. Se trata de la ampliación de una de las instalaciones de gas natural licuado (GNL) más importantes de Europa, la terminal que la empresa belga Fluxys posee en el puerto de Zeebrugge.
Alta tensión en Chile
No solo de gasoductos o instalaciones petrolíferas viven las grandes de la ingeniería en España. Sacyr Industrial, por ejemplo, está desarrollando en Chile varios proyectos de subestaciones eléctricas. En concreto, ejecuta uno de construcción de subestaciones de 220 kilovatios (kW) por un importe global de 41 millones de dólares (casi 35 millones de euros) con dos de las principales empresas del país, Transemel y Transelec. Y construye otras dos en Candelaria y Puente Negro, por un importe de 21 millones de dólares; la subestación Nuevo Crucero y la nueva línea eléctrica Crucero-Lagunas.
Duro Felguera se encarga de la ingeniería, aprovisionamiento, construcción y puesta en marcha de un tanque de 180.000 metros cúbicos y un sistema de recuperación de vapores de gas natural (boil-off). Hace muy poco, la compañía ha completado la maniobra más delicada y compleja del proyecto, el izado de la cúpula del tanque de gas, que tiene una cubierta de 93,5 metros de diámetro y 1.300 toneladas de peso. En Duro Felguera afirman que este proyecto, que supera los 200 millones de euros, “es el de mayor valor de la historia de la división (de ingeniería industrial)”. Está previsto que esté finalizado a finales de 2018.
Volvemos a cruzar el charco para llegar a Perú, donde Sacyr Industrial ha conseguido el proyecto de construcción de una terminal de almacenamiento y distribución de combustibles en la ciudad de Mollendo. Dicha terminal tendrá una capacidad de 550.000 barriles, “cuyo objetivo principal es satisfacer la creciente demanda de combustible de la zona sur del país, ya que las infraestructuras no han crecido al ritmo de ésta”, señalan en la compañía. La inversión se acerca a los 40 millones de dólares (34 millones de euros).
Refinerías
En materia petrolífera, las empresas españolas se encuentran ahora en buena posición. En agosto, Técnicas Reunidas fue seleccionada para la ejecución del proyecto de las unidades de proceso de la nueva refinería de Duqm (Omán).
El contrato ha sido adjudicado al consorcio internacional que ha formado con la coreana Daewoo Engineering and Construction por un importe de unos 2.750 millones de dólares (2.340 millones de euros). Esta acción forma parte de los planes del Gobierno de Omán para el desarrollo de la zona económica especial de Duqm, que incluye la construcción de una refinería grassroot (desde el boceto). Lo conseguido por el consorcio es la mayor de las tres obras que componen la construcción de la refinería. Los trabajos durarán 47 meses.
Duro Felguera trabaja en otra refinería, esta vez en Bielorrusia. Desarrolla varios contratos correspondientes a una “unidad de coquización retardada” (para la producción de gas combustible o gas licuado de petróleo) y a una planta de tratamiento de aguas y un sistema de recuperación de gases de venteo, destinados a la ampliación y modernización de la refinería de Novopolotsk, en la antigua república soviética. Su importe supera los 260 millones de euros y la adjudicación comprende ingeniería y suministro de equipos y materiales.