Por qué las ‘startups’ deberían patentar más sus innovaciones
Los activos intangibles, como la propiedad industrial, dan valor a la empresa Además, es un elemento que atrae a inversores potenciales
Una de las formas más habituales para medir y analizar la actividad innovadora de un país y de sus empresas es el número de patentes registradas. Aquellos hallazgos que por su potencial son protegidos intelectual e industrialmente para que, al menos durante varios años, sean utilizados en exclusiva por quien los ha desarrollado. Y, a través de esta vara de medir, España y sus empresas no salen bien paradas. Según el último informe anual elaborado por Cotec, el país ocupa la posición 24ª en el análisis de patentes registradas por millón de habitantes, con un valor de 32, mientras que en Francia son 162 y en Alemania 307. Por tanto, España debería multiplicar por 10 sus patentes para ponerse a la altura del país germano y por 30 para alcanzar al primero de la lista, Suiza.
Varios son los motivos que explican esta situación, como también son numerosas las razones por las que las empresas, sobre todo aquellas de base tecnológica que han comenzado su actividad, se decidan a patentar sus innovaciones. Ambos extremos se analizaron ayer en un encuentro organizado por Telefónica y BigML, startup estadounidense con sede en Valencia y puntera en aprendizaje automático. Sobre las causas de la escaso registro de patentes, el consejero delegado de BigML, Francisco J. Martín, apuntó a la falta de cultura y de interés por la protección industrial e intelectual, algo que contrasta de forma radical con lo que sucede en EE UU. “Aquí parece algo malo. Allí, nada mas cruzar la puerta de una tecnológica, te hacen firmar un acuerdo de confidencialidad. No tiene que ser tan malo porque las empresas que mas valen en el mundo son americanas y son tecnológicas”
El responsable de la oficina de patentes de Telefónica, Luis Ignacio Vicente, apuntó a la ausencia histórica de una gran compañía industrial que sirviera de impulsor de estos registros, como sí ha sucedido, por ejemplo, en Alemania. “Nosotros tenemos una cultura latina de bienes tangibles. Pocos se atreven a discutir si una tecnología o un proceso es suyo, o de una universidad…”. Esto, como consecuencia, provoca un bajo número de litigios por patentes, lo que también provoca que las empresas que salgan a patentar sus hallazgos en otros países, como EE UU o Reino Unido, se vean en problemas y no sepan cómo afrontar el proceso.
Porque, como describió Martín, patentar no es fácil ni rápido, aunque compensa. Su empresa ha analizado a 300.000 empresas de base tecnológica, así como el número de patentes registradas por estas. Las conclusiones principales que han obtenido es que aquellas que protegen la propiedad industrial de sus actividades crecen más y reciben mayor financiación a lo largo de su vida. Según este mismo análisis, para aquellas que son vendidas o acaban saliendo aBolsa, el hecho de tener patentes ha sido el tercer factor más importante. “Creo que es algo que marca la diferencia, más allá de la estrategia de uso. El valor que le da a la compañía es muy grande, y merece la pena invertir en ello”. El coste en España de una patente nacional supera los 1.000 euros. “Las startups deberían tener como parte integral de su estrategia desde el principio su propiedad industrial e intelectual: les ayuda a tener empresas interesadas, mejora su reputación y da oportunidades de monetización. La propiedad industrial equivale al 80% del valor de una empresa”, expuso Gabriela Gómez, consejera delegada de la firma estadounidense de abogados Schwabe, Williamson & Wyat, y especialista en propiedad intelectual.
Además, como es obvio, la patente otorga una protección, aunque en Telefónica ven los beneficios más allá: “Generar activos hace que nuestra empresa valga más, y si tenemos patentes nos aseguramos de que tenemos algo diferencial respecto a nuestros competidores”. explicó Luis Ignacio Vicente, quien también describió cómo los avances en software o big data también pueden ser patentables. “Una fórmula matemática, un algoritmo en sí mismo, no puede serlo. Pero si permiten mejorar la eficiencia de un dispositivo, que las comunicaciones o que la carga de datos sean más rápidas, sí lo son”. Aunque el ejecutivo de Telefónica reconoció que la propiedad de los datos, ya sea por su privacidad o por s ubicación física, es algo que todavía está por resolver.
Los cambios de la nueva ley
El 1 de abril entró en vigor la nueva Ley de Patentes, que sustituye a la anterior, vigente desde 1986.
La norma aprobada equipara el marco legal español al europeo. Suprime la concesión de patentes sin examen, el cual es ya obligatorio.
Hasta ahora la mayoría de procesos no contaban con un examen, algo con lo que se intentaba incentivar el registro de patentes. Con el nuevo marco se prevé una reducción, en favor de una mayor seguridad jurídica.