La Bolsa japonesa perfora al alza su récord desde 1996 propulsada por las elecciones
El Nikkei marca máximos de 21 años ante la previsión del triunfo del actual primer ministro Otros índices asiáticos, como el Hang Seng, suben_a niveles de 2007
Los máximos históricos del índice de referencia de la Bolsa japonesa, el Nikkei 225, están todavía a años luz. Los alcanzó allá por diciembre de 1989 cerca de los 40.000 puntos, exactamente en los 38.915. Pero está en niveles que no se veían desde 1996, al rozar los 21.000 puntos.
La crisis económica que estalló en el país a comienzos de 1990 estuvo comandada, al igual que ocurrió en Estados Unidos con las subprime en 2007, por un estallido de la burbuja inmobiliaria. Esta se trasladó rápido a la renta variable, que se deshizo como un azucarillo.
El Kospi surcoreano bate récords históricos con una subida en lo que va de año superior al 22%
La agonía del país nipón estuvo provocada por un estancamiento económico que llevó al Nikkei a perforar a la baja los 8.000 puntos a inicios de 2009, cuando comenzaban a alinearse los destrozos de la Gran Depresión en Estados Unidos y Europa. En 1990, el Banco Central de Japón llevó los tipos al 6% desde el 2,5% de abril de 1989 para frenar la espiral inflacionista y contener la caída del yen. La Bolsa fue la gran perjudicada.
El desplome de la inflación, que se sitúa actualmente en el entorno del 0,6% anual, hizo que el país situara los tipos entre el 0,5% y el 0,1% entre 1995 y la actualidad; el precio del dinero ahora es del 0,3%.
La buena noticia para los inversores en Bolsa es que la economía avanza tacita a tacita, con un crecimiento del PIB anual del 1,6% en el segundo trimestre. Ahora la Bolsa está relajada, ante la esperanza de que el actual primer ministro, Shinzo Abe, se refuerce en las elecciones generales que el país celebrará el próximo 22 de octubre. La mayoría absoluta está en 233 escaños, mientras que la última encuesta, publicada por medios de comunicación del país le dan unos 290 diputados, que habrían de sumarse a los 30 que obtendría su aliado Komeito. La victoria de Abe sería arrolladora.
El mercado da por hecha la victoria de su actual primer ministro y la continuación de su política económica, bautizada como “Abenomics”, cuya puesta de largo se hizo allá por diciembre de 2012. Las claves del primer ministro nipón para resucitar la economía son tres.
Un programa masivo de compra de bonos, o quantitative easing, por más de 600.000 millones de euros al año. En enero de 2016, optó por poner los tipos de interés del equivalente a la facilidad de depósito europea en negativo: cobra un –0,1%. Finalmente, en septiembre del año pasado introdujo una política de “control de curva de rendimiento” que mantiene la rentabilidad de los bonos a 10 años en el entorno del 0%. Y también interviene directamente en el mercado de renta variable, a través de la compra de fondos cotizados (ETF, en la jerga) por unos seis billones de yenes (unos 45.000 millones de euros) al año. La gran misión es que la inflación llegue al 2%.
Mientras, el yen, pese a ser una moneda refugio en tiempos de miedo global, como los que se han producido por el enfrentamiento entre Corea del Norte y Estados Unidos, continúa relativamente bajo. Si en abril lacanzaba las 115 unidades por moneda única, ahora ha bajado hasta el entorno de los 133 yenes. Esta debilidad de la divisa nipona propulsa las importaciones y tiene su reflejo inmediato en la Bolsa.
El Nikkei 225 sube en torno a un 10% en el año, con valores muy destacados como Tokai Carbon, proveedora de granito para centrales nucleares, que se dispara un 200% en 2017, la química Showa Denko (115%), el proveedor de componentes de robótica Yaskawa Electric (104%) y la compañía electrónica Furukawa (95%). Además, cerca de 70 empresas suben más de un 20% en lo que va de año. El Kospi surcoreano está en récord histórico y el Hang Seng hongkonés, por su parte, sube casi un 30% en 2017 y se sitúa en niveles que no veían desde finales de 2007.