Abanderados de la lucha contra el cambio climático
Solo 50 grandes empresas (de 250) influyen en las políticas públicas Iberdrola, en el grupo de cabeza de los activistas proclima
Huracanes con fuerza devastadora, el deshielo acelerado de los casquetes polares, lluvias torrenciales o largos periodos de sequía son fenómenos cada vez más frecuentes que evidencian la realidad del cambio climático en el planeta, al que contribuye de manera determinante nuestro modo de producción y consumo energético. Sin embargo, desde la comunidad científica se advierte de que todavía estamos a tiempo de poner freno a este calentamiento global. Y en este empeño tiene mucho que decir el mundo empresarial.
Un estudio del think tank británico InfluenceMap identifica 50 de las 250 mayores compañías industriales no estatales que más influyen en la formulación de la política climática en la actualidad, dejando las otras 200 en tierra de nadie, sin decantarse por el activismo.
De estas 50 más influyentes, un total de 35 están presionando activamente contra la política de descarbonización, un grupo que incluye empresas de la cadena de valor de combustibles fósiles (ExxonMobil, Chevron, Koch Industries), intensivas en energía (Basf, ArcelorMittal, Bayer, Dow Chemical, Sovay), eléctricas (Southern Company, Duke Energy, American Electric Power) y automovilísticas (Fiat Chrysler, Ford, BMW, Daimler).
En el otro extremo, las 15 restantes están presionando con una ambiciosa política climática para favorecer las energías renovables y los vehículos eléctricos. Entre ellas figuran las firmantes del RE100, iniciativa de compra 100% renovable (Apple, Ikea, Unilever, Coca-Cola y Nestlé), así como empresas del sector energético que están cambiando sus modelos de negocio hacia la generación de electricidad baja en carbono, como Iberdrola, Enel, EDF, National Grid y SSE.
“Iberdrola está reconocida como líder en todo lo que tiene que ver con energías renovables y eficiencia energética”, destaca Mónica Oviedo, responsable de medio ambiente de Iberdrola. “La compañía está plenamente alineada con el Acuerdo de París, así como con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se ha marcado como objetivos reducir para 2020 la intensidad de emisiones de CO2 en un 30% con respecto a las de 2007, situar esta intensidad de emisiones por debajo de los 150 gramos por kWh en 2030, cifra que sería un 50% inferior a las emisiones específicas de la compañía en 2007, y ser neutra en carbono en 2050”, explica Oviedo.
La investigación de InfluenceMap sugiere que estimar el impacto que una empresa tiene sobre el cambio climático basándose solo en sus emisiones de gases de efecto invernadero resulta incompleto. Más certero es calcularlo mediante la huella de carbono, a la vez que considera la influencia de la compañía en el discurso público relacionado con el clima y su peso económico general con el fin de dar una idea más exacta de ese impacto.
En el caso de Iberdrola, su responsable de medio ambiente recuerda que la compañía fue “la primera empresa europea que auditó su huella de carbono, en 2010, y hemos sido los primeros en calcular la huella ambiental, midiendo nuestro impacto hídrico o de certificación, e incluyendo la huella de proveedores. En este sentido somos una empresa tractora que va atrayendo al resto de empresas, ayudando incluso a los proveedores a calcular su huella”.
En esa apuesta por la defensa del medio ambiente Oviedo también destaca el hecho de que tanto el presidente como los altos ejecutivos de Iberdrola tengan el bono estratégico alineado a la consecución de reducción de emisiones y de consecución de los ODS. “Si tomas este paso atrevido de comprometer hasta el bono de tus directivos, este observatorio (InfluenceMap) está reconociendo que hay mucho fondo y que está alineado con la estrategia de Iberdrola”, recalca Oviedo.
Otros datos
- La investigación del think tank británico InfluenceMap (Corporate Carbon Policy Footprint) muestra que el grupo de empresas activas y proclima se ha expandido notablemente en los últimos dos años desde el Acuerdo de París.
- El sector de servicios públicos es donde se dan las mayores divergencias: los que se oponen duramente a las políticas de cambio climático, como Southern Company o Duke, por un lado, y por otro, los que apoyan claramente esas políticas, como Iberdrola, Enel o SSE.
-Las dos empresas más influyentes en las políticas climáticas son Ikea, como defensora proclima, y Koch Industries como negacionista a ultranza del calentamiento global.