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Bruselas evita que las sanciones de Trump dañen al nuevo gasoducto ruso hacia Alemania

La CE protege el proyecto de Gazprom en el Báltico Berlín mantiene su alianza energética con Moscú a pesar de la invasión de Ucrania

El presidente ruso, Vladimir Putin, durante una visita hoy a una instalación de Gazprom.(Photo by Mikhail Svetlov/Getty Images)
El presidente ruso, Vladimir Putin, durante una visita hoy a una instalación de Gazprom.(Photo by Mikhail Svetlov/Getty Images)

La Comisión Europea ha cantado victoria por la decisión de Washington de suavizar las sanciones contra Rusia por su presunta injerencia en las elecciones estadounidenses y por la invasión de Ucrania. La nueva ley, firmada el miércoles por el presidente de EE UU, Donald Trump, rebaja el impacto de las sanciones, en particular, en el sector energético, tal y como exigía la Comisión Europea.

“Se ha elevado mucho el umbral a partir del cual se puede sancionar a proyectos energéticos con participación rusa, por lo que potencialmente afectará a menos”, señaló ayer una portavoz de la CE.

Bruselas intenta proteger, entre otros, la construcción del gasoducto Nord Stream 2, una infraestructura de la gasística rusa Gazprom que permitirá a Alemania doblar su capacidad de suministro de gas ruso a través del Báltico y sin pasar por ningún país intermedio.

Las empresas europeas involucradas en Nord Stream 2, sin embargo, se mantienen en alerta, dado que la aplicación práctica de las sanciones dependerá en gran medida de la última voluntad de la Casa Blanca.

El propio Trump se ha declarado en contra de la ley de sanciones, que fue aprobada en el Congreso muy a su pesar con gran apoyo tanto de su partido como de la oposición, lo que hace prever una aplicación suave. Pero la imprevisibilidad del presidente hace que Bruselas se reserve el derecho a actuar.

Debemos defender nuestros intereses ante EE UU. Y lo haremos.

La CE amenaza con adoptar represalias “en cuestión de días” si la aplicación concreta de esas sanciones pone en peligro los proyectos energéticos entre la UE y Rusia.

“Estamos listos [para adoptar represalias]”, advirtió el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, nada más aprobarse el miércoles la ley estadounidense. “Debemos defender nuestros intereses económicos ante EE UU y lo haremos”, añadió el luxemburgués en un comunicado en el que mencionaba el posible impacto de las sanciones de EE UU en el suministro de gas, “particularmente el Báltico”.

El Nord Stream 2, impulsado por Berlín y Moscú, se desplegará como el Nord Stream 1 sobre el lecho del Báltico. Y el proyecto se ha mantenido, o incluso acelerado, a pesar del enfrentamiento europeo con el presidente ruso, Vladimir Putin, por la invasión rusa de Crimea y el inacabado conflicto territorial en Ucrania

El gasoducto cuenta con el rechazo frontal de varios socios europeos, en particular, de Polonia, que temen quedar orillados de las principales redes gasísticas que atraviesan el continente. Pero el ejecutivo de Angela Merkel considera imprescindible el nuevo gasoducto, una valoración compartida por los miembros conservadores y socialistas de la coalición gubernamental.

Virulencia

Berlín reaccionó con virulencia ante la posibilidad de que las sanciones de Washington abortaran el nuevo gasoducto. Pero la presión europea, según señaló anteayer Juncker, ha logrado que EE UU suavice el castigo “y se ha retirado una parte significativa de las sanciones planteadas”.

Bruselas también se muestra muy satisfecha por el compromiso de EE UU de consultar con sus aliados antes de ejecutar las sanciones contra Rusia. “Y creo que todavía somos aliados de EE UU”, añadió Juncker con su habitual humor.


Una tubería de 9.500 millones de euros
Seguridad. El gasoducto Nord Stream 2, de 1.220 kilómetros, permitirá a Alemania aumentar su suministro de gas directamente desde Rusia, sin el peligro de cortes en países intermedios como Ucrania o Bielorrusia.
Gazprom. El proyecto es liderado por la gasística rusa Gazprom, que aporta la mitad de los 9.500 millones de euros de financiación. Cinco empresas europeas se han comprometido a aportar el resto a razón de 950 millones cada una: las alemanas Uniper y Wintershall, la francesa Engie, la holandesa Shell y la austriaca OMV.
Dos años. La construcción debe arrancar el año que viene. Y a partir de 2020, el gasoducto transportaría 55.000 millones de metros cúbicos de gas anuales
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