La cantidad del empleo no basta para mantener la Seguridad Social
Las pensiones precisan de más puestos de trabajo y de cotizaciones más elevadas para ser viables
El comportamiento del empleo ha arrancado el tercer trimestre del año como terminó el segundo: con una velocidad de crucero muy elevada, a juzgar por los datos de afiliación a la Seguridad Social. En el mejor julio de los últimos once años, los afiliados ocupados se habrían incrementado en 56.222, y en 644.337 en los últimos doce meses, un 3,61%, un avance más acelerado que el de la propia actividad. Con este avance, coherente con un descenso del paro de 26.887 personas, la afiliación llega a los 18,489 millones, y se sitúa muy cerca de la marcada en diciembre de 2008, justo unos meses después de haber estallado la crisis. Con tal cantidad, la Seguridad Social, habría recuperado ya 2,4 millones de afiliados ocupados, el 70% de los perdidos durante la recesión.
El vigoroso crecimiento de los ocupados se concentra entre los asalariados (avanzan más del 4%), y aunque en julio se registra un comportamiento ligado al turismo, no cesa de crecer la actividad en la industria manufacturera y exportable, con avance del 3,6% en tasa interanual. Llama también la atención la recuperación muy fuerte que ha experimentado la contratación en el último año de las actividades inmobiliarias y la construcción, con tirones del 6% y 9% respectivamente.
Este crecimiento del empleo en el registro de cotizantes tan fuerte, superior incluso al que contabiliza la EPA, es una condición imprescindible para acercar las cuentas del sistema de pensiones al equilibrio. Pero no será suficiente. La generación de cantidad de empleo precisa también de dosis más elevadas de calidad, sobre todo en las remuneraciones, para que las cotizaciones asociadas sean suficientes para sostener las pensiones públicas. Los partidos políticos analizan ahora en el Congreso las distintas alternativas para reformar las cuentas y garantizar su viabilidad futura, a sabiendas de que el pleno empleo no será suficiente para absorber el desaforado crecimiento del gasto en pensiones. Por ello, además de elevar la remuneración del nuevo empleo, especialmente de aquel más productivo, hay que considerar elevar la carga de la Seguridad social sobre los salarios, que es de las más bajas de Europa.