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Cómo el dinero y la corrupción han manchado al deporte

El auge económico ha ido acompañado de un incremento del fraude El fútbol acapara la mayor parte de los procesos y el mayor crecimiento económico

El crecimiento económico del fútbol
C. Cortinas y A. Meraviglia

Blanqueo de dinero. Asociación ilícita. Evasión fiscal. Estafa. Amaños de partidos. Participación de organización criminal. Cobro de comisiones ilegales. Desde hace algunos años, la jerga judicial ha invadido la información deportiva. El último caso, la detención por corrupción del presidente, durante 28 años, de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar. El penúltimo, la imputación del jugador del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, por presunto fraude fiscal. Otro caso fue el del expresidente de la Federación Española de Baloncesto, José Luis Sáez, acusado por presuntos delitos de apropiación indebida y administración desleal. A nivel global, el caso más sonado fue el escándalo de corrupción en la FIFA. Su entonces presidente, Joseph Blatter, fue suspendido, y ha acabado salpicando a Sandro Rossell, expresidente del Barcelona, hoy encarcelado.

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“Al deporte le ha pasado lo que a todos los sectores: cuanto más dinero, más opciones de delinquir”, afirma Roberto Álvarez, socio de Cuatrecasas especialista en Derecho del Deporte. La industria deportiva, en apenas 12 años, ha doblado su tamaño: de 40.000 millones en 2005 a los casi 80.000 que se espera genere este año, según un estudio de la consultora AT Kearney. El fútbol acapara cerca de la mitad de lo generado en el deporte mundial, y en Europa, en torno al 80%. “En España y Europa el deporte ha tenido un crecimiento económico exponencial en los últimos 20 años. Las estructuras que lo soportan no estaban preparadas para adaptarse a la misma velocidad”, dice Álvarez. En España, esta actividad es regulada por la Ley del Deporte de 1990. A juicio del socio de Cuatrecasas, “los medios materiales y humanos disponibles no tenían la sofisticación necesaria para ese desarrollo”. Eso incluye a clubes privados, instituciones, federaciones, asesores y a la propia legislación.

El vicepresidente del Comité Olímpico Español y desde hace 12 años presidente de la Real Federación Española de Patinaje, Carmelo Paniagua, apunta directamente a un deporte: el fútbol. “El caso de Villar se ha magnificado debido a la importancia de este deporte a nivel social y al tiempo que lleva en el cargo. El problema llega cuando se mete a todas las federaciones en el mismo saco, porque no tenemos nada que ver”, explica. En su caso, prosigue, cuentan con un Código de Buen Gobierno “que se cumple de forma exhaustiva”, la transparencia es un pilar fundamental y las cuentas se presentan en los plazos exigidos. “En nuestra federación, como en la mayoría, nos cuesta mucho esfuerzo sacar los presupuestos adelante. Por eso es tremendamente injusto que se nos equipare, en este caso, con la RFEF”, sentencia.

En 2016, la RFEF ha tenido casi los mismos ingresos que las 65 federaciones restantes

La distancia económica entre federaciones es patente. Si se cumple el presupuesto de la RFEF, que aún no dispone de las cuentas anuales de 2016, en ese ejercicio habrá tenido casi los mismos ingresos que las 65 federaciones deportivas restantes de España: 153,5 millones frente a 154,6, un importante descenso respecto a lo que percibían en 2009, 198,7 millones. La RFEF, en cambio, ha crecido desde los 96,6 millones en ese periodo. En los últimos años, el Consejo Superior de Deportes (CSD) llevó a cabo un severo proceso de saneamiento de las federaciones deportivas, endureciendo además los requerimientos de información para acceder a las subvenciones. Desde 2012, la RFEF ha renunciado a la parte que le correspondía, lo que ha provocado importantes tensiones con el CSD. Estas desembocaron en la denuncia a la Guardia Civil que ha llevado a la investigación y detención de Ángel María Villar. Paniagua, en contacto permanente con altos directivos de otras federaciones deportivas españolas, constata que la mayoría no quiere estar en el mismo saco que el fútbol. “No se puede generalizar con estas cuestiones tan serias”, asegura.

Calidad de la gestión

En esa línea se manifiesta Joaquín Verdegay, ejecutivo vinculado durante 30 años a la Real Federación Española de Automovilismo, y fundador del despacho Verdegay Abogados. No cree que el deporte nacional tenga un problema de corrupción. “Más allá del fútbol y en parte el baloncesto, el resto no mueven tanto dinero como para incurrir en corrupción económica”, afirma. En el caso del deporte rey, apunta de forma directa a los organismos que lo rigen, como la FIFA, “focos de corrupción, con estructuras que les hacen inmunes y que son tratados como Estados”. Cree que España es el país con mayor y mejor control sobre la actividad del deporte, y que problemas surgidos en federaciones menores se han debido, principalmente, a una falta de profesionalización: “Hay muchísimo amateurismo en la administración del deporte. En muchos casos, más que mala fe hay ignorancia”, opina Verdegay. “La inmensa mayoría de las federaciones y clubes se mueven gracias al trabajo de mucha gente que, a veces, lo hace incluso de forma altruista. Yo no hablaría de corrupción en el deporte, sino en la empresa del deporte, que mueve muchos miles de millones y que, en algunos casos, se desvirtúa”, afirma el director del Servicio de Deportes de la Universidad de Navarra, Javier Trigo.

Roberto Álvarez, de Cuatrecasas, cree que se ha avanzado en el ámbito gestor y regulatorio, aunque el magistrado y profesor titular de Derecho Administrativo en la Universidad Carlos III de Madrid, Alberto Palomar, ve mucho camino por andar. “El deporte debe actualizar su sistema de gestión, como han hecho otros sectores y la sociedad: más control preventivo, autorregulación, comisiones de auditoría interna, compliance o transparencia. Aquí hemos tildado de grandes gestores a algunos solo por ser capaces de generar ingresos”.

Una vigilancia de las apuestas deportivas

Control. Los recientes casos de amaños de partidos de fútbol en las diferentes categorías del fútbol español han dado mucho que hablar. Federbet, organización de operadores de apuestas dedicada al control de las cotizaciones en todo el mundo, ya colabora con LaLiga, la patronal de los clubes. Según adelantó el diario El País, existen valores anómalos en 50 partidos de las categorías de Segunda B y Tercera del fútbol español en las dos últimas temporadas. La tendencia es creciente. De estos amaños, la gran mayoría, cerca de 46, se concentran en la última edición.

Cifras. Este auge está íntimamente relacionado con las cifras que se mueven en las apuestas deportivas. Según datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, el juego online pasó de mover 1.575 millones de euros en 2011 a 8.563 millones en 2015. Las apuestas deportivas ocuparon un importante porcentaje dentro de estos números: En 2011 movieron 711 millones de euros, pero cuatro años después, en 2015, estos juegos llegaron a manejar 4.110 millones.

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