El Gobierno italiano contra Telecom Italia
No quiere que la compañía cree su propia red de banda ancha en zonas despobladas Ya se concedió una licitación a una empresa vinculada a la Administración
La cruzada de Italia para cubrir el país con banda ancha se está convirtiendo en una farsa. Varios ministros amenazan con castigar a Telecom Italia por suministrar acceso de alta velocidad a internet a zonas escasamente pobladas, compitiendo con una empresa vinculada al Estado. Telecom Italia acusa al Gobierno de dirigismo. Sea cual sea el motivo, Italia comete una imprudencia atacando a empresas dispuestas a ofrecer inversión privada.
Uno de los movimientos más innovadores del ex primer ministro Matteo Renzi fue reclutar a la distribuidora estatal de electricidad Enel para ayudar a solucionar la mala conectividad de Italia. Ese asustó a Telecom Italia, controlada por el grupo francés Vivendi, que decidió hacer una fuerte inversión. El Gobierno también ofreció ayudas a los operadores que conectaran áreas que de otra manera dejarían de lado. La primera licitación la ganó la compañía de banda ancha propiedad de Enel y del banco estatal Cassa Depositi e Prestiti.
Telecom Italia criticó el proceso de licitación ante la Comisión Europea. Pero su venganza es insólita. En lugar de competir por la segunda licitación, la compañía ha amenazado con poner en marcha su propia red en parte de las mismas zonas. El Gobierno, en lugar de alegrarse de que las empresas estén tan decididas a ofrecer banda ancha a los agricultores pobres, sostiene que Telecom Italia está desestabilizando su sistema de ayudas. Un ministro incluso ha hablado de imponer sanciones por daños y perjuicios.
Es difícil saber si el Gobierno se habría puesto tan furioso si Telecom Italia no estuviera en manos francesas ni compitiera con un grupo vinculado al Gobierno. En realidad, sin embargo, es difícil ver una base legal para detener a la compañía controlada por Vivendi.
El entusiasmo de Telecom Italia plantea al país un posible problema: el hecho de que esté encantada de lanzar la banda ancha en áreas poco desarrolladas plantea la cuestión de si esos lugares necesitan subsidios después de todo. De cualquier manera, el Gobierno se ha puesto en la extraña posición de atacar lo que Italia necesita: inversión privada. Seguir adelante con esa amenaza sería un autogol.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de Cinco Días.