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Los cuentos de Canterbury de Theresa May

Los Cuentos de Canterbury es una de las obras cumbre de la literatura inglesa y la más destacada de la Edad Media. Escrita a finales del siglo XIV por Geoffrey Chaucer, el conjunto de 24 historias en 17000 líneas describe de manera irónica y crítica la Inglaterra de finales del siglo XIV mediante las experiencias de distintos personajes. Chaucer ejerció de controlador de aduanas, juez de paz y escribano del trabajo del Rey. Los cuentos se presentan como parte de un concurso de lectura de cuentos realizado por un grupo de pelegrinos en viaje de Londres a Canterbury para visitar el santuario de Santo Tomás Becket en la catedral de dicha población. El premio del concurso es un ágape en un hostal de Southward en el camino de regreso.

La circunscripción de Canterbury había sido representada desde hace 176 años por un miembro del Partido Conservador hasta el día de ayer, cuando una madre de familia laborista se alzó con el triunfo. Theresa May, la oportunista y arrogante primera ministra británica, convocó unas elecciones innecesarias y ha conseguido resucitar a un Partido Laborista profundamente dividido y liderado por un neomarxista. Los laboristas han alcanzado 40% del voto, incrementado su voto en un 10% y sus escaños en 29. La implosión del SNP en algunas partes de Escocia ha evitado un posible gobierno entre laboristas, liberaldemócratas y el SNP. Los Tories han perdido su mayoría absoluta y solamente podrán gobernar -- con dificultades -- con el apoyo del Partido Democrático del Ulster.

Theresa May debería acudir a Canterbury. Pero no tiene demasiado tiempo. En doce días debe iniciar las negociaciones del brexit. Ella representa la circunscripción de Maidenhead, población en la cual EEUU situó al brillante pero arrogante General Patton con un ejército ficticio repleto de tanques y artillería de plástico para despistar a los Nazis. Rommel estaba convencido que Patton encabezaría las fuerzas que desembarcarían en Francia, y el paso de Calais era el punto más próximo y lógico por la estrechez del Canal de la Mancha. El plan funcionó a la perfección. Mientras los aliados desembarcaron a cientos de miles de soldados en las playas de Normandía el 6 de junio de 1944, Hitler insistió en mantener numerosas divisiones en la zona del paso de Calais. Aunque Patton fuera brillante y valiente, abofeteó a dos soldados traumatizados. Situarle como un señuelo con un ejército ficticio en Maidenhead fue una jugada maestra de Eisenhower y Churchill. Los generales nazis nunca creyeron los informes según los cuales los Aliados sacrificarían a su mejor comandante de tanques por dos bofetadas. Esperaron en vano a Patton en Calais.

Theresa May no entiende que las grandes victorias se consiguen en equipo. Arrastra al Reino Unido a unas complicadas negociaciones. Sigue viviendo en la ficción. Negociar la factura del divorcio, un acuerdo post-Brexit de comercio con la UE y sustituir la legislación comunitaria que se continúa aplicando en el Reino Unido puede tardar mucho más de dos años. Cada estado miembro reclamará algo a Londres, desde sedes de agencias europeas a concesiones en pesca. Y cada estado miembro podrá restrasar las negociaciones. Juncker y Tusk aseguran querer completar cuanto antes las negociaciones. Temen una reacción de los mercados ante una incertidumbre excesiva. El camino más corto de Londres a Bruselas pasaba por Maidenhead. Pero Theresa May y sus asesores más estrechos ni tan siquiera viven en los cuentos de Canterbury. Chaucer describió mediante sus personajes las variadas costumbres de su época. May ni tan siquiera parece entender la complejidad de su electorado.

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