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El próximo rescate bancario puede ser un pasteleo italiano

Roma podría salvar dos entidades en vez de imitar la limpia resolución de Popular La situación es distinta: una liquidación podría afectar a los depositantes

Sede de Banca Popolare di Vicenza, en Vicenza (Italia).
Sede de Banca Popolare di Vicenza, en Vicenza (Italia).REUTERS

El último rescate bancario en Europa, el de Popular, se ha hecho de forma limpia. El siguiente podría ser un pasteleo. Los bancos italianos podrían inyectar dinero en dos pequeñas entidades para permitir un rescate del Gobierno. Sería un paso atrás, pero hay razones tangibles para que a Italia le cueste seguir el ejemplo español.

La resolución y venta de Popular ha mostrado cómo pueden resolver los reguladores un banco enfermo, evitando costes para el Gobierno o el sistema financiero. En cambio, Italia quiere apuntalar la Banca Popolare di Vicenza y Veneto Banca utilizando una laguna legal europea, que requiere que el sector privado haga una mínima contribución.

Una de las razones para optar por esta vía es que puede que nadie quiera comprar los bancos, incluso después de dejarlos arreglados. Están en números rojos y plagados de escándalos. Además, sería difícil resolverlos sin imponer pérdidas a los tenedores de deuda sénior. En ambas entidades, los préstamos malos netos son más del doble de su capital total.

Los bonistas sénior de bancos europeos ya han sufrido pérdidas otras veces. Pero en este caso podría ser difícil que pagaran la situación sin poner en peligro a los depositantes, que tienen el mismo derecho sobre los activos de los bancos. Golpear a estos podría provocar una reacción populista antes de las elecciones. Además, estarían en juego hasta 11.000 millones de euros en depósitos garantizados.

Puede haber otras opciones. Ambos bancos podrían pedir prestado al banco central y comprar de nuevo depósitos y bonos hasta un máximo. Eso dejaría solo grandes acreedores, que estarían mejor capacitados para sufrir pérdidas. Pero un plan así sería polémico y sin precedentes.

Eso hace que el rescate sea el resultado más probable: los bancos inyectarían 1.200 millones, y el Gobierno otros 5.000. Eso premiaría los préstamos malos y castigaría a los bancos sanos por los pecados de los demás. Los prestamistas italianos ya pusieron dinero para reestructurar cuatro pequeñas entidades en 2015, y también para los dos bancos ahora en crisis. El único consuelo es que, con la recuperación de la economía, este debería ser el último rescate.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de Cinco Días.

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