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Tribuna
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Elecciones Reino Unido: un aperitivo antes de las negociaciones del ‘brexit’

La caída de la libra muestra el temor a que May no consiga la mayoría necesaria para afrontar desde una posición firme las negociaciones para la salida de la UE

La primera ministra británica y líder del partido conservador, Theresa MaY.
La primera ministra británica y líder del partido conservador, Theresa MaY.EFE

La libra esterlina ha pasado por dificultades a medida que se acercaba el día de las elecciones. Ante las señales de que la ventaja de los conservadores frente a los laboristas estaba menguando, la caída de la libra ha reflejado el temor a que el partido liderado por Theresa May no consiga la clara mayoría que necesita para afrontar desde una posición firme las negociaciones del brexit, en un momento en el que la economía británica está registrando señales de desaceleración. En lugar de la mayoría de más 100 escaños que algunos pensaron que el partido conservador podría obtener, los mercados, en nuestra opinión, han descontado claramente un resultado más modesto: una mayoría de 50 escaños o algo más.

Para nosotros, el daño tiene algo de autoinfligido. El programa conservador es inusual, en el sentido de que apenas se pueden encontrar políticas que generalmente serían atractivas para el feudo tradicional del partido. Ha dejado abierta la posibilidad de subir los impuestos y su propuesta de cobrar a los mayores los servicios sociales parece un error grave.

Por su parte, el partido laborista de Jeremy Corbyn ha presentado un programa que apela directamente a sus votantes más fieles. Probablemente movilice a los partidarios del líder laborista y garantice un buen resultado a su favor el día de las elecciones. Dicho en pocas palabras: nos estamos preparando para una carrera más disputada de lo que se esperaba.

No obstante, parece que Theresa May y su partido probablemente se encontrarán con una mayoría más grande de la que dejan. Creemos que los mercados reaccionarán positivamente a la noticia y la libra esterlina debería revalorizarse ligeramente. Los efectos secundarios para la Bolsa podrían ser un ascenso moderado de las acciones de las empresas que tienen la mayor parte de su negocio en el Reino Unido. La depreciación de la libra tras el brexit ha encarecido el coste de las materias primas que muchas de estas empresas utilizan para fabricar los productos que venden y se observan presiones para repercutir estos mayores costes al consumidor final. Una revalorización de la libra podría blindar al consumidor británico frente a estas subidas. No obstante, conviene advertir de que las ganancias de la libra podrían ser modestas, una subida de no más del 1% o 2% con una mayoría de más de 50 escaños para los conservadores, tal vez un 3% o un 4% si la victoria es más amplia.

En el caso de que ganen los laboristas, la dirección que tomaría la libra no está tan clara. Podríamos ver un efecto Trump, de modo que la probabilidad de mayor gasto público reduzca la presión sobre el Banco de Inglaterra, tirando al alza de los tipos de interés a corto plazo a la espera de que los tipos de interés de referencia también comiencen a subir más pronto de lo que se pensaba inicialmente; este movimiento probablemente daría impulso a la libra. Como contrapartida, las presiones inflacionistas potenciales ligadas a las políticas de Corbyn y la incertidumbre general en torno al rumbo que podría marcar un gobierno laborista probablemente serían un lastre.

Ahí está el quid de la cuestión. No está claro cómo Jeremy Corbyn va a generar los ingresos fiscales adicionales para cubrir el incremento en el gasto público que contempla. El partido laborista se ha comprometido a subir los impuestos a los que más ganan, pero la historia nos dice que los ansiados ingresos adicionales a menudo no se materializan, ya que la gente reorganiza sus finanzas para proteger sus rentas.

En cuanto a la subida del impuesto de sociedades, esta medida podría ser contraproducente en un momento en el que nos preparamos para salir de la Unión Europea. En el entorno actual, tiene que haber un incentivo para que las empresas sigan trasladándose al Reino Unido. La idea de instaurar un puesto a las transacciones financieras es igual de perjudicial, por la amenaza que supone el brexit para la industria de servicios financieros del país.

Desde la perspectiva de las empresas y la nuestra propia como inversores en empresas británicas, la prioridad de ambos partidos debería ser trazar una hoja de ruta que ayude a transitar por el campo de minas en el que podría convertirse el brexit. Creemos que el brexit duro, por el que el Reino Unido dejaría de formar parte de la unión aduanera, es el resultado más probable de cualquier negociación que desarrolle un gobierno conservador que vuelva a estar en el poder. La reciente ola de populismo que aparentemente ha azotado a muchos países occidentales ha sido un factor muy desestabilizador para las empresas. El partido que gane necesita articular un discurso en torno al sector empresarial que sea más positivo.

¿Estaría el partido laborista en mejor posición para crear este marco en caso de que gane las elecciones? Es improbable. En el tema del brexit, un nuevo Gobierno laborista empezaría desde cero: tendrían menos tiempo para negociar un buen acuerdo para el Reino Unido que los conservadores. Lo mejor que podríamos esperar es un acuerdo de transición aceptable y creemos que ese es también el resultado probable de unas negociaciones con el partido conservador.

En pocas palabras, el resultado de las elecciones generales de este mes apenas altera nuestra visión de que las empresas en las que invertimos necesitan prepararse para la salida total del Reino Unido de la Unión Europea.

Alastair Gunn y Rhys Petheram son gestores de fondos de Jupiter Asset Management.

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