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Banca

A las tres de la tarde del martes sonaron todas las alarmas; Popular se quedó sin liquidez a esa hora

El banco ya no contaba con colaterales para pedir líneas urgentes al BCE Santander afrontará unos costes de reestructuración de 1.300 millones por integrar Popular

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LUIS SEVILLANO ARRIBAS (EL PAÍS)

La falta de liquidez fue el martes el detonante de que Banco Popular terminase este miércoles  intervenido por el Banco Central Europeo (BCE) y vendido en subasta competitiva por un euro a Banco Santander. La entidad que hasta el pasado 6 de junio presidía Emilio Saracho reconoció al BCE que no tenía liquidez para operar ya desde las 15,00 horas del propio martes. La fuga de depósitos había sido tan elevada en las últimas semanas que el banco tuvo que pedir asistencia al BCE el viernes, mecanismo que se puso en marcha el lunes, pero las salidas siguieron y las medidas del supervisor europeo no lograron evitar la caída de Popular, explican varias fuentes financieras.

Popular había solicitado y agotado en dos días la línea de liquidez de emergencia (ELA por sus siglas en inglés) al BCE, que se concede a instituciones financieras solventes que se enfrentan a problemas temporales de liquidez. Además, Popular carecía de colateral suficiente para pedir más liquidez extraordinaria.

La caída de Popular ha supuesto que unos 300.000 pequeños accionistas y bonistas pierdan en un día toda su inversión, pese a que el martes, cuando el banco aún cotizaba su valor bursátil sumaba 1.300 millones de euros, tras perder más del 50% de su valor en cuatro sesiones, las mismas en las que se comenzó a especular de forma intensa con que la subasta privada que había convocado JP Morgan para la venta de Popular se había quedado desierta.

Algunas fuentes conocedoras de la situación de Popular mantienen que la salida de depósitos suma más de 18.000 millones de euros en unos 15 días, según comunicaron los ya exejecutivos de Popular a algunos ya también exconsejos el martes pasado. Ante este grave problema el BCE decidió intervenir el banco.

“Banco Popular Español estaba quebrando o iba a quebrar” tras el “deterioro significativo de la situación de liquidez”, reza el comunicado emitido ayer por el supervisor europeo. Que añade que “el significante deterioro de la situación de liquidez del banco en los últimos días condujo a la determinación de que la entidad hubiera sido incapaz en el futuro próximo de pagar sus deudas u otras obligaciones”.

De esta forma, el BCE determinó que Popular iba a quebrar e informó a la Junta de Resolución Única, que adoptó la resolución que implicaba su venta exprés. La decisión se adoptó entre el FROB y la junta europea de resolución después de que el BCE decretase la inviabilidad de la firma por su déficit de liquidez. Para ello, el FROB llamó a Santander y a BBVA (Bankia necesitaba aprobación de Bruselas) para pedirles que participaran en una subasta competitiva para quedarse con Popular en menos de 24 horas. Según algunas fuentes BBVA rechazó la invitación (ya había reclamado avales para cubrir los posibles y multitudinarios litigios que se espera que presenten los ya exaccionistas de Popular, pero el Gobierno había negado esta posibilidad). Otras fuentes mantienen que BBVA presentó ofreció 50 céntimos por Popular.

Santander, que se había negado a remitir una oferta para comprar Popular como el resto de los grandes bancos, sí aceptó ayer a las 22,00 horas presentar una oferta para comprar Popular por un euro, pero antes debía ser el propio banco el que asumiese su saneamiento con sus recursos propios, lo que suponía en la práctica que todos los accionistas y bonistas de la entidad ya intervenida debían pagar el rescate, frente al sistema anterior en el que tras recibir ayudas públicas, era el contribuyente el que finalmente pagaba el saneamiento del sector hasta ahora.

Esta es la primera vez que el Mecanismo Único de Resolución decreta lo que se denomina en la jerga financiera un bail-in en una entidad financiera privada. Este mecanismo supone que son los accionistas y dueños de deuda computable como capital (cocos, AT1, y bonos subordinados, Tier 2) los que pierden toda su inversión. Las acciones se ponen a cero euros y se evita así recurrir a las ayudas públicas.

“No presentamos oferta previa por Popular porque no tenía interés” para los accionistas de Santander, explicó la presidenta del gigante bancario español, Ana Botín, en rueda de prensa. Y añadió que el banco “tendría que haber presentado una oferta pública de adquisición (opa), con una prima, y eso no tenía interés para nuestros accionistas”. Ahora sí, ya que aunque la operación carece de ayudas públicas, incluso para cubrir las previsibles demandas de accionistas de Popular que acudieron a la última ampliación de capital por 2.500 millones de euros, el saneamiento corre a cargo de los inversores del banco intervenido.

La presidenta de la institución comunitaria, Elka König, ha explicado que la oferta de Santander fue “la mejor” para ajustarse a los objetivos del procedimiento, que eran garantizar la estabilidad financiera y asegurar que las oficinas del banco pudieran abrir “con normalidad”.

Para llevar a cabo la operación Santander ampliará capital por 7.000 millones de euros para cubrir el capital y las provisiones requeridas para reforzar el balance de Popular. Antes este ya desaparecido banco saneará con 7.900 millones correspondientes a los aproximadamente 11.000 millones de euros de recursos propios su balance. Los 7.900 millones se destinarán a provisionar los activos improductivos de Popular, de los que 7.200 millones de euros corresponderán a activos inmobiliarios, lo que elevará el nivel de cobertura del 45% al 69% (la media del sector está en el 52%).

Botín explicó ayer que Santander espera un impacto neutral en el capital de primera categoría (CET1) por la absorción de Popular. El banco prevé que la operación genere un retorno sobre la inversión del 13% al 14% en 2020 –por encima del coste de capital ya en 2019, según la entidad– y un crecimiento del beneficio por acción en 2019 de alrededor del 2% y del 3% en 2020.

La banquera también aseguró que el grupo mantiene los objetivos comerciales y financieros fijados en su plan estratégico 2017-2018, incluidos el incremento del beneficio por acción y el dividendo.

“Esperamos que la operación acelere el crecimiento de los principales indicadores de negocio del Grupo en 2019 y años posteriores”, señala Santander en un comunicado. El anuncio de la operación no tuvo una repercusión muy negativa en la cotización de Santander. Cayó un 0,88%. La cotización de Popular fue suspendida ayer, tras pasar a la órbita de Santander, entidad que mantendrá la marca de ya su filial, pero que terminará eliminándola y absorbiendo la red.

Santander calcula que la operación generará un ahorro en los costes combinados de ambos bancos de unos 500 millones de euros antes de impuestos a partir de 2020, lo que supone un 10% sobre la base de costes combinada correspondiente a 2017 o un 33% sobre la de Popular.

De esos 500 millones, 210 millones corresponden a la integración de las plataformas tecnológicas, otros 160 millones, a gastos generales y 130 millones, a la red de distribución. Santander afrontará unos costes de reestructuración por importe de 1.300 millones de euros en el marco de proceso de integración de Popular, aunque no especifica su plan de ajuste .

Santander se convierte en el banco líder en España y Portugal. Ana Botín repite lo que ya hizo su padre en 1994, comprar una entidad intervenida (entonces Banesto, ahora Popular) y convertirse en líder en el mercado.

El grupo espera reducir los activos inmobiliarios de Banco Popular “significativamente”, como ha hecho en Banco Santander en los últimos años. 

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