La propiedad manda, pero el alquiler gana terreno
Los arrendamientos pueden convertirse en una inversión cada vez más interesante
Pese a que la crisis económica ha supuesto un verdadero tornado para el sector inmobiliario español, los cambios que ha producido ese fenómeno en los hábitos de los españoles no son tan profundos como a primera vista pueda parecer. Ni el desplome de los precios del mercado, ni las dificultades de financiación han alterado el hecho de que la mayoría de los españoles siguen prefiriendo comprar una vivienda a alquilarla. Así se deduce del estudio Radiografía del mercado de la vivienda 2016-2017, presentado ayer por el portal Fotocasa, que señala que el 84% de los españoles es propietario de al menos un inmueble frente a un 16% que no tiene ninguno. De entre el porcentaje de propietarios, hay un 68% que posee solo un piso o casa a su nombre frente a un 16%que tiene dos o más.
El informe muestra, pese a ello, el cambio de mentalidad que se ha producido en los últimos años en la sociedad española. Hoy, solo tres de cada diez españoles consideran que vivir de alquiler es tirar el dinero, una opinión que hasta el estallido de la crisis era mayoritaria. Si se tiene en cuenta que en España apenas un 20% de los hogares vive de alquiler, un porcentaje muy inferior al de otros países europeos (en los que el porcentaje de inquilinos ronda el 30% de media) el potencial de crecimiento que tiene este mercado es muy amplio. Hay varias razones que permiten augurar que el fenómeno del alquiler irá poco a poco aumentando cuota. Por un lado, se trata de una fórmula especialmente adecuada para un mercado laboral cuyo futuro inmediato pasa por un aumento de la movilidad geográfica, unos salarios más bajos y menores facilidades para obtener financiación. A ello hay que unir la coyuntura monetaria europea, que ha cambiado las perspectivas de aquellos que apuestan por la vivienda como inversión. El entorno de tipos cero y una mayor aversión al riesgo q están impulsando una mayor demanda de viviendas de alquiler. Todo ello hace pensar que los arrendamientos pueden convertirse en una muy interesante fórmula de ahorro, como también en un elemento para dinamizar un sector del ladrillo que se recupera con lentitud. Cualquier medida de estímulo que acelere ese proceso sería, por tanto, una decisión acertada.