WannaCry señala a las tecnológicas
Su creciente poder viene acompañado de responsabilidad y, por tanto, de costes Una opción es hacer que el software sea inutilizable a menos que se actualice
En lo que respecta al juego de las culpas, el reciente ataque del ransomware WannaCry parece sencillo de resolver; pero las cosas son más complejas. El ciberataque se podría haber sido evitado si las víctimas hubieran actualizado su software de Windows. Los usuarios deben ser menos displicentes; pero es significativo que Microsoft lanzara una actualización gratuita de todos modos, para contener el daño.
Las tecnológicas deben temer este precedente, que ya existe en otras industrias. Los grupos de servicios financieros, por ejemplo, se han acostumbrado a la idea de que los usuarios inexpertos necesitan que los protejan de sí mismos.
Dos ejemplos. Los detractores de Uber afirman que tiene una responsabilidad respecto a los conductores, y que debe ser regulado como una empresa de transporte en lugar de como intermediario. En cuanto a Facebook, el debate es a quién culpar del contenido violento u ofensivo. Sensu stricto, ambas compañías proveen una plataforma, y lo que los usuarios hacen con ella depende de ellos. Pero reguladores, clientes y rivales no suelen verlo así.
El internet de las cosas pondrá la carga de la prueba más claramente sobre los proveedores, especialmente cuando se pueda causar daño. Imaginemos que un virus causara accidentes en coches eléctricos. Incluso si el cliente hubiera dejado pasar conscientemente una actualización de seguridad, es poco probable que el fabricante escapara de la reprobación.
Una solución es incluir el coste potencial de todas las actualizaciones futuras en el precio inicial. Otra es hacer que el producto sea inutilizable a menos que se actualice. Algunos Gobiernos pueden exigir que las obligaciones sobre los productos se apliquen al software, lo cual no suele ocurrir.
En última instancia, si los proveedores tienen que proteger a sus clientes, eso afectará a la rentabilidad. Facebook planea casi duplicar el número de vigilantes de contenido, hasta 7.500. Sin embargo, sus usuarios ven 100 millones de horas de vídeo al día. La tecnología tiene el poder de cambiar la forma de vida de la gente, pero con ese poder vendrá la responsabilidad, y también los costes.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de Cinco Días.