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Alternativa a la financiación tradicional

Crowdlending para particulares: ¿Qué necesita para despegar en España?

Modalidad de financiación que no termina de funcionar Competencia de los bancos Productos más rentables a corto plazo

El sector del crowdfunding en España nos refleja dos realidades. Por un lado, ya podemos encontrar empresas e intermediarios que ofrecen servicios en todas sus modalidades, desde las aportaciones solidarias o de mecenazgo, las que buscan capital a las empresas de nueva creación y las que ofrecen préstamos. Pero, por otro lado, la consolidación no es tan importante. Hay muchos proyectos, pero son pocos los que ofrecen ya una imagen de madurez de negocio y crecimiento de resultados que se esperaba.

El mejor ejemplo lo tenemos en la modalidad crowdlending, la que ofrece préstamos por las aportaciones que hagan pequeños inversores. Es el mejor ejemplo, porque este tipo de modalidad son en muchas empresas las que llevan más tiempo en España. Si nos centramos en los préstamos para particulares este análisis no ofrece resultados muy positivos. Lendico, por ejemplo, una de las empresas con mayor antigüedad, ha dejado de operar en España. Así lo indica su página web, en la que se informa que las operaciones antiguas siguen abiertas, pero no se aceptan nuevas, ni del que presta ni de quién necesita dinero. Comunitae, la veterana, sigue en funcionamiento, pero ha cerrado la puerta a los préstamos a particulares salvo casos singulares de ofertas personalizadas a antiguos prestamistas. El giro es importante y su negocio se centra especialmente en el descuento de pagarés de empresa.

¿Por qué ocurre esto? Se han acumulado ciertos factores. Si bien es cierto que el sector encontró en su momento de lanzamiento una oportunidad importante de crecimiento, ante la menor concesión de préstamos de los bancos, no lo han aprovechado, y ahora se encuentran con un momento complicado, por diferentes motivos:

Las operaciones de estas plataformas han sido en muchos casos insuficientes. Se parte de que son empresas con fondos limitados que tienen que dedicar de sus pocos recursos una cantidad relevante en darse a conocer y captar a aquellos inversores que depositan su dinero para los préstamos y conseguir con ello una buena rentabilidad. Aunque han crecido en operaciones, estas son poco relevantes. Todo ello hace necesaria la entrada de más empresas y que tengan más recursos.

Buena parte de los inversores españoles son tradicionales. La demostración más clara es que, aunque los tipos de muchos depósitos estén cerca del 0%, la mitad del ahorro sigue en este tipo de productos. Por ello, convencer a inversores en depositar su dinero para préstamos sigue siendo complicado, más cuando no existen garantías como el Fondo de Garantía de Depósitos que protege las cuentas remuneradas y depósitos. Todo ello hace que el segmento del inversor potencial sea pequeño, centrado en gente más joven, con más conocimiento tecnológico y menos aversión al riesgo. Para intentar solventar esto hace falta una mayor labor de pedagogía, la cuál es compleja si las empresas no tienen recursos para promocionar sus ventajas.

Este papel lo pueden asumir asociaciones de empresas de crowdlending, y sería positivo que se constituyan estas por encima de los intereses particulares que tenga cada empresa.

La mayor apertura del crédito por parte de los bancos en los últimos años, muchos ellos con tipos competitivos, cercanos al 6% TAE, conlleva una competencia complicada de batir, más, cuando los requisitos de concesión (comenzando con una valoración de crédito positiva) es la misma para bancos que para empresas de crowdfunding.

Este escaso volumen de negocio lleva a que se centren a operaciones con menos plazos. Esto explica que se prioricen más áreas como descuentos de pagarés que los préstamos y dentro de estos, que sean de pequeña cantidad y corto plazo. Además del interés que cobrará el inversor, las comisiones que recibe las empresas intermediarias son más elevadas.

Poder centrarse en empresas también es más rentable. Los análisis de riesgo y control de las operaciones son más accesibles, y si son operaciones de anticipo de pago de facturas o pagarés, si se conoce la capacidad de pago de la contraparte, se puede elegir sólo las operaciones más seguras.

Todo ello no significa que el crowdlending para particulares no tenga futuro en España, lo contrario, si tienen cabida otras fórmulas de financiación con peores condiciones, lo tiene. Pero hace falta un mayor esfuerzo de información al inversor por parte de todas las empresas que confluyan en un objetivo general común y aprovechar los huecos que le deja los grandes bancos para que el crowdlending para particulares consiga su despegue en España.

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