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Una banca europea que no ha hecho los deberes de forma homogénea

El diagnóstico y la solución están claros, ahora resta voluntad para aplicar la medicina

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.Efe

El último informe de estabilidad financiera global del FMI dibuja una radiografía del sector bancario europeo llena de luces y sombras, pero en la que la institución presta especial atención al esfuerzo realizado por algunos países europeos para sanear este mercado. El organismo que dirige Christine Lagarde pone como ejemplo los sectores financieros español, danés y holandés por haber logrado “recortar costes reduciendo el exceso de capacidad” en un intento de depurar y fortalecer su banca. Esa difícil tarea, que ha obligado a rebajar el número de entidades, el de sucursales y el de empleos, no ha sido acometida en todos los países. Así ha ocurrido con Italia o Portugal, que no han completado la reestructuración de unos sistemas financieros que tienen las características de unas bombas de tiempo con potencial para generar vendavales sistémicos.

Como recuerda el FMI, a la banca europea no le salen las cuentas. Los escasos niveles de rentabilidad marcados por los bajos tipos de interés, la dificultad de acceso a capital privado, el elevado número de activos tóxicos que se acumulan en los balances de algunas entidades y la alta tasa de morosidad dificultan extraordinariamente un negocio cuyos márgenes son cada vez más estrechos. La solución que propone la institución es la reducción del número de sucursales en aquellos mercados en los que el ratio entre depósitos y oficinas supere la media europea. Un ejercicio de racionalización que rebajaría los costes operativos de la banca en 23.000 millones de euros.

El diagnóstico del FMI no constituye una novedad, pero es una seria advertencia para una banca europea que no ha hecho sus deberes de forma homogénea y en la que destacan todavía nudos notables, como el rescate pendiente del italiano Monte dei Paschi. Mientras España ha realizado un severo y exigente ejercicio de redimensionamiento del sector financiero, en el que resta solo por cerrar algunas incógnitas, como el futuro de Popular, en Europa se mantienen algunos mercados financieros atomizados y sobredimensionados. El diagnóstico y la solución están claros, ahora solo resta voluntad corporativa e institucional para aplicar la medicina.

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