Grazalema, verde que te quiero verde
Un enclave ideal para el turismo activo y para degustar quesos artesanales y productos de la huerta
Desde la carretera y a lo lejos, una tupida y maravillosa paleta de verdes recorre la sierra, con cumbres y cerros de todas la alturas, para que de repente dejen entrever un mosaico de casitas blancas y tejados de color ocre rojizo que se encaraman sobre las faldas de montes picudos, donde destaca el Peñón Grande con sus riscos pelados de piedra caliza y un desnivel máximo de 1.309 metros.
Allí nace el río Guadalete. Estamos llegando a Grazalema, una de las localidades más bonitas y cuidadas de la llamada ruta de los pueblos blancos de la serranía de Cádiz.
Tome aire –notará la diferencia si viene de la ciudad– y déjese seducir por los aromas de la naturaleza; ponga alerta todos sus sentidos y, si ama la naturaleza y disfruta de las actividades al aire libre, no se habrá equivocado de sitio. Hemos llegado al corazón de la Sierra de Grazalema, un parque natural, Reserva de la Biosfera, entre Cádiz y Málaga, con más de 53.000 hectáreas de superficie.
Al noreste de la Tacita de Plata cobija a los municipios de El Bosque, Prado del Rey, Zahara de la Sierra, Algodonales, El Gastor, Grazalema, Villaluenga del Rosario, Benaocaz y Ubrique, mientras que al noroeste de la capital de la Costa del Sol abriga otros cinco municipios, desde la cautivadora Ronda a Montejaque, Benaoján, Jimera de Líbar y Cortes de la Frontera.
Grazalema goza de un microclima especial que en invierno la cubre de nieve y dibuja un paisaje de cuento, convirtiéndola en la localidad de España con mayor índice de pluviosidad, y en primavera y verano la premia con temperaturas suaves.
El dolmen de La Giganta, en el monte del Higuerón, descubierto en 1941, es testigo mudo de asentamientos prehistóricos; los vestigios de la villa romana de Lacibula dan fe del origen de Grazalema y su pasado bereber queda patente en el origen árabe de su nombre –Gran Zulema– que se ha conservado hasta ahora.
En este bello pueblo serrano, además de sus fachadas inmaculadas, destacan sus calles empedradas, recoletas e impolutas adornadas por geranios de diversas tonalidades y todo tipo de flores y plantas que se cuelgan de balcones, ventanas y trepan por las enlucidas paredes poniendo una y mil notas de color al níveo pueblo.
La iglesia barroca de Nuestra Señora de la Aurora destaca como joya arquitectónica de la bella Grazalema. Las iglesias de San José y de San Juan, la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación y las ermitas del Calvario y de los Ángeles rompen el característico estilo andalusí de la villa, que este año estrenó puesto en la lista de los pueblos más bonitos de España.
A poco que callejee se dará cuenta de que el campo y los productos de la tierra están muy presentes en la vida de sus habitantes.
Pequeñas tiendas ecológicas de productos de la huerta, como los de la Finca Villa Candil –no se pierda una especie de cardo local llamado tagardina–, y elaboraciones artesanales hechas con mucho mimo, como las de La Casa de la Abuela Agustina, le devolverán sabores de antaño y del trabajo bien hecho. Allí venden quesos, embutidos o mieles, elaborados siguiendo procedimientos antiguos, lo que les obliga a realizar pequeñas producciones para mantener la alta calidad.
Famosos y riquísimos son los quesos de oveja o de cabra –de la autóctona payoya, una especie que goza de una protección especial, aunque no está en peligro, y que verá tranquilamente deambular por la montaña–.
Si además de degustarlos quiere saber más sobre las variedades locales –algunas con premios internacionales–, puede visitar la tienda y Centro de Interpretación El Bosqueño, en el municipio vecino de El Bosque. Aquí también puede aprovechar para incursionar en la cocina tradicional con toques creativos y productos de temporada de primera calidad en el restaurante La Divina, con platos desde 4 euros y menús desde 15. Este establecimiento es una buena oportunidad para conocer los vinos de Cádiz y de Andalucía, procedentes de pequeñas bodegas familiares.
Otra opción es participar en un taller y elaborar su propio queso en granjas como Madrigueras –en los Algodonales–, que además ofrecen degustaciones y venta de sus propios productos artesanos.
La privilegiada situación de Grazalema no pasó inadvertida para los romanos, como atestiguan los restos, bien conservados, de su calzada romana, en las afueras del pueblo y que al norte del mismo enlaza la vecina localidad de Benaocaz y Ubrique. Un trayecto de unos 3,4 kilómetros –unas dos horas– que podrá recorrer a pie, y aunque el camino no tiene grandes dificultades más allá de la incomodidad de sortear los escollos del vetusto empedrado, las botas de trekking son imprescindibles y un gran aliado, en una senda en la que le sobrevolarán acechantes buitres leonados y águilas reales que vigilan curiosas al intruso; descubrirá también alcornoques y el árbol del pinsapo, una especie protegida de la Era Terciaria.
Al llegar a Ubrique –sí, no se preocupe, cualquiera le indicará donde se encuentra la celebre finca Ambiciones, que se divisa desde la carretera como un atractivo turístico más, propiedad del hijo más ilustre del pueblo: el torero Jesulín–. No menos kitsch resulta el peculiar museo de Magia en la Piel, dedicado a los pequeños boliches –talleres familiares–, a los petaqueros –trabajadores del cuero– y artículos de piel que le han dado fama universal.
Después de esta vuelta al campo, ¿estará listo para regresar a la ciudad?
Guía para el viajero
Dónde dormir. El hotel Fuerte Grazalema tiene una magnífica ubicación en el corazón del parque de Grazalema y cuenta con un mirador privilegiado y vistas en todas las habitaciones. Desde este cuatro estrellas rural parten numerosas rutas de senderismo, ciclismo, espeleología, piragüismo, a caballo y de observación de aves. Desde 71 euros.
Con niños. Estancia gratuita para los menores de 12 años. En el hotel hay una pequeña granja de animales, huerto ecológico y una sala de juegos que harán las delicias de los más pequeños. Tiene piscina, jacuzzi y barbacoa exteriores y restaurante, con especialidades locales, todos con excelentes vistas. Más información en Fuertehoteles.com.
Qué hacer. Los parques naturales de Grazalema y los Alcornocales ofrecen muchas alternativas para los amantes del turismo activo, la naturaleza o el deporte de riesgo. Información sobre rutas en Cadizturismo.com.