La nueva vacante de la Fed es otro obstáculo para la reforma bancaria
La marcha de Daniel Tarullo del banco central lo deja en piloto automático
Un nuevo asiento vacío en la Reserva Federal de EE UU es un obstáculo para las esperanzas de reforma de los bancos. El miembro del Consejo de Gobierno de la Fed Daniel Tarullo defendió el martes, en su discurso de despedida, la mayoría de las normas poscrisis. El presidente Donald Trump quiere revertirlas, pero primero tendrá que sustituir a Tarullo, lo cual podría retrasarse meses.
Trump prometió el mismo martes que habrá un “importante corte de pelo” en la ley Dodd-Frank. Eso es música para los oídos de banqueros como Jamie Dimon, CEO de JPMorgan, que en su carta anual a los accionistas ha pedido restringir los tests de estrés y los recargos de capital para los principales bancos, y ha instado eliminar la “hiperreglamentación” estadounidense de las normas mundiales. El Congreso podría ordenar esas modificaciones, pero el Partido Demócrata se opone a ellas, y su apoyo será necesario para aprobarlas en el Senado.
Tarullo ha liderado desde 2009 los esfuerzos de la Fed por endurecer la regulación. Dice que los controladores y legisladores deben resistirse a los esfuerzos por debilitar el estricto régimen de capital, aunque podrían revisarse algunas áreas, como la Regla Volcker, que limita las operaciones por cuenta propia. Las iniciativas pendientes de Tarullo están en pausa. Ha presionado para aumentar los requerimientos de capital con un nuevo acuerdo global (“Basilea IV”), y en septiembre propuso agregar un nuevo “margen de capital de estrés” que sería más duro con los bancos más grandes, pero la Fed no ha publicado una propuesta.
Mientras, el trabajo de la Reserva continúa. Los grandes bancos tenían de plazo hasta ayer para presentar los datos necesarios para los tests de estrés, cuyos resultados se publicarán en junio.
Hay áreas en las que la Fed podría abogar por el cambio, como la Regla Volcker. Tarullo también ha sugerido eliminar gradualmente de los tests de estrés las evaluaciones de las revisiones de riesgos de los propios bancos, y otras medidas cualitativas. Pero la mayoría de las reformas importantes necesitarán la autoridad y el empuje de un vicepresidente de supervisión. Hasta que lo haya, la Fed podría estar un tiempo en piloto automático.