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Lágrimas falsas por la no-fusión LSE-Deutsche Börse

Los únicos perdedores verdaderos son los dirigentes y sus consejos, por no ver riesgos obvios

Margrethe Vestager, comisaria europea de Competencia.
Margrethe Vestager, comisaria europea de Competencia.REUTERS

Mucha gente parece triste por el bloqueo de la fusión London Stock Exchange-Deutsche Börse. La propia Comisión Europea, autora del bloqueo, lo está porque LSE se negó a atenuar las preocupaciones de competencia vendiendo su plataforma de trading, MTS. LSE, porque Bruselas insistiera en ello. Deutsche Börse, porque no habrá un gigante europeo de 28.000 millones de euros.

Encontrar el culpable es más difícil. El jefe de LSE, Xavier Rolet, es quien se negó a vender MTS, a pesar de que la Comisión había dejado claro que el remedio propuesto por las compañías, vender el negocio francés de compensación de LSE, era insuficiente. La Bolsa londinense tiene cierta base para quejarse del poco tiempo del que dispuso para soltar un activo importante. Pero no debería haber sido infranqueable.

El brexit habría vuelto tóxica cualquier decisión de deshacerse de empleos, poniendo en peligro los ahorros de costes

Las lágrimas sobran. Si hubiera salido adelante, el acuerdo podría haber generado sinergias de 5.000 millones. Pero a los reguladores y políticos alemanes no les satisfacía que el nuevo grupo se dirigiera desde Londres. Hubiera sido extraño que a LSE no le preocupara que el jefe de Deutsche Börse, Carsten Kengeter, esté siendo investigado por información privilegiada. Y luego estaba el brexit.

Su impacto habría vuelto tóxica cualquier decisión de deshacerse de empleos, poniendo en peligro los ahorros de costes. Por la misma razón, el atractivo real de la fusión –la posibilidad de reducir el margen que los clientes de compensación deben aportar en cada operación– parecía cada vez más improbable.

Todo esto explica por qué subieron poco las acciones de ambas compañías: los inversores habían determinado hacía tiempo que las sinergias eran poco probables. Desde justo antes de que se anunciara el acuerdo, en febrero de 2016, ambos grupos han subido con el mercado. Aparte del hecho de que los accionistas tuvieran que pagar millones en honorarios, los únicos perdedores verdaderos son Rolet, Kengeter y sus consejos, por no ver riesgos que eran obvios desde el principio.

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