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Rajoy dice no a la Europa de Merkel

Los no de Rajoy suelen ser tan crípticos como sus síes. Pero a Berlín no le ha quedado ninguna duda de que el Gobierno español no apoya la Europa paralela que Angela Merkel pretendía poner en marcha en la cumbre de mañana en Roma.

El actual Gobierno alemán, al que le quedan seis meses, da por amortizada el método seguido hasta ahora para construir la Unión Europea que mañana celebra sus 60 años en la capital italiana.

Angela Merkel pretende poner en marcha una Europa paralela, al margen de los Tratados firmados desde 1957 y de espaldas a las instituciones europeas de Bruselas (Comisión y Parlamento Europeo). Y pretende sumar a su proyecto a los otros tres grandes países de la UE (Francia, Italia y España) para tener masa crítica y poder arrastrar, imponerse o esquivar a los demás.

Pero el Gobierno de Mariano Rajoy, según fuentes diplomáticas, ha dejado claro que España no apoya esa vía. Y que sólo acepta la llamada Europa de las dos velocidades si se rige por el Tratado de la UE, es decir, bajo la iniciativa y tutela de la Comisión Europea, con un mínimo de nueve países (y no cuatro) y abierta a todos los socios que deseen incorporarse.

El rechazo de Rajoy a la Europa de Merkel supone un contratiempo para el Gobierno alemán, que ha visto desaparecer las referencias a la nueva Europa en la Declaración de Roma que los 27 socios de la UE (sin Reino Unido) tienen previsto suscribir mañana. El último borrador se refiere a la Europa de dos velocidades dentro del marco actual, tal y como defienden España y la mayoría de los países.

España teme que una Europa al margen de Bruselas se convierta en un feudo de París y Berlín y que la construcción europea derive en una suma de Estados en la que cada uno pesa tanto como el dinero que pone. Así se ha hecho durante la crisis. Y en los organismos creados desde 2011 (como los fondos de rescate), la vocación federal del Banco Central Europea ha desaparecido y se ha sustituido por el espíritu de una junta de accionistas, con sistemas de voto diseñados específicamente para que Alemania pueda bloquear las decisiones con el apoyo de aliados coyunturales como Holanda y Finlandia.

Fuentes españolas intentan restar importancia al choque con Berlín. Y aseguran que Alemania sólo pretendía crear un frente común de los cuatro grandes para asustar a los países euroreticentes (sobre todo, del Este) y marcar el paso a los pequeños y medianos (como Benelux y Bálticos).

Pero la iniciativa de Merkel apunta mucho más lejos. La canciller pretende consolidar el método intergubernamental (controlado desde las capitales sin necesidad de la Comisión Europea) que se ha utilizado durante la crisis de la zona euro. Ese método otorga una enorme capacidad de influencia a Berlín, sin las cortapisas de la CE o del Parlamento. El nuevo modelo permitiría también mantener estrechos lazos con Reino Unido en las áreas que convengan, como la política exterior y de defensa, dos capítulos en los que, sin Londres, Berlín depende de París. Por eso, diga lo que diga la Declaración de Roma de mañana, Alemania no está dispuesta a renunciar a ese nuevo método, con o sin apoyo de Rajoy.

"La idea federal no ha desaparecido pero no se puede llevar a cabo en estos momentos (...) así que debemos mejorar nuestro método intergubernamental", señala hoy en una entrevista (here) el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble. Y advierte que esa es la única opción para evitar la parálisis definitiva de Europa y su posible colapso. "Siempre será mejor que no hacer nada".

La esperanza de Bruselas para frenar esa deriva intergubernamental es que en las elecciones de Francia y Alemania se impongan o salgan reforzadas las opciones más europeístas, encabezadas por Emmanuel Macron y Martin Schulz, respectivamente. En ese caso la Comisión respiraría aliviada. Y Rajoy no tendría que pagar ningún precio por haberse opuesto a la Europa de Merkel.

Imagen (tomada de la web de Moncloa): Reunión de Alemania, Francia, Italia y España en Versalles, el 6/3/2017

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