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Destinos

Manila, la ciudad de los mil contrastes

Caótica, acogedora y vital, en la capital de Filipinas es fácil reconocer la huella española

Makati, el centro comercial y de negocios de Manila.
Makati, el centro comercial y de negocios de Manila.

Moderna y tradicional, exótica y occidental, caótica y, a la vez, tranquila, riqueza y pobreza extremas... Con una población cercana a los 20 millones, Manila es, sobre todo, una ciudad de grandes contrastes.

La capital de Filipinas, situada en la isla de Luzón, en el mar de China del Sur, tiene algunas particularidades que la diferencian del resto de capitales o enclaves del sudeste asiático, como Bangkok, Saigón, Hong Kong o Singapur; la principal es que las islas Filipinas fueron colonia española durante más de 300 años (1565-1898). Y ese pasado está muy presente en Manila, pese a que Filipinas es una de las antiguas colonias menos conocidas por los españoles.

La capital se ha reconstruido siete veces tras incendios, terremotos y bombardeos

Cuando nos adentramos en Intramuros (dentro de los muros), como se conoce a la antigua ciudad fortificada, aparece otro mundo: aquí el ritmo y el paisaje son otros, la huella colonial es más que patente. Atrás quedan los modernos rascacielos de Makati, el dinámico distrito de negocios de Manila, con una magnífica oferta gastronómica y hotelera, y donde hoy se desarrolla buena parte de la actividad socioeconómica de esta megaurbe, que fue prácticamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial.

Para el viajero español es sorprendente oír palabras tan familiares como mesa, vaso, conductor, merienda..., y así hasta casi 4.000 vocablos que tienen su origen en el castellano, en una lengua tan diferente y lejana como es el tagalo o tagálog, la que se habla en Manila y la más extendida en el país.

Y es que la cultura española impregnó la vida de los filipinos durante más de tres siglos, de tal manera que su carácter abierto se parece hoy mucho más al latino que al asiático, su gastronomía recoge esa herencia de forma magistral y el sello español está presente en sus nombres y apellidos, también en sus calles. Es el país más latino de Asia, a pesar de los intentos de Estados Unidos, la potencia emergente que sustituyó a España en el archipiélago en 1898, por eliminar ese legado.

Imagen de Intramuros, la ciudad colonial amurallada.
Imagen de Intramuros, la ciudad colonial amurallada.

En Intramuros nos topamos en cada esquina con ese pasado. La catedral, el templo más importante de Filipinas, el único país católico de Asia, levantada por primera vez en 1581, ha sido siete veces reconstruida tras incendios, innumerables terremotos y, sobre todo, después del bombardeo de Manila durante la Segunda Guerra Mundial en 1945: fue la segunda ciudad que sufrió la mayor destrucción en la contienda, después de Varsovia.

El fuerte Santiago, una ciudadela construida por el conquistador español Miguel López de Legazpi, fundador de Manila, forma parte de la estructura de la ciudad amurallada. La fortaleza es uno de los sitios históricos más importantes de la capital filipina. Además de su significado como fortín defensivo, el recinto es hoy un homenaje al héroe nacional, José Rizal, fusilado por los españoles en 1898.

El bulevar Roxas.
El bulevar Roxas.

Un museo de interés donde se representa el estilo de vida durante la colonización es Casa Manila. Construido a principios de los años ochenta del siglo XX por Imelda Marcos, es un edificio de dos plantas donde es fácil imaginar el nivel de vida que mantenían los españoles.

También en Manila se encuentra la Universidad de Santo Tomás, la más antigua de Asia, fundada en 1611 por los dominicos. Y de la capital del archipiélago partió el galeón de Manila (o de Acapulco), inaugurando así la ruta marítima que más tiempo ha durado en la historia: el primero salió en 1565 y el último llegó a Acapulco en 1815. El conocido como tornaviaje, la vuelta a América por el océano Pacífico, unió tres continentes de forma continua durante 250 años.

La primera red global de intercambio comercial, cultural y político produjo una interacción en la arquitectura, el arte, la religión, las costumbres y la gastronomía evidente hoy en todo el país.

Los hermanos Roca, en Madrid Fusión Manila 2016.
Los hermanos Roca, en Madrid Fusión Manila 2016.

Cita con los mejores chefs del mundo

Puede que no sea casualidad que la capital filipina sea la sede en 2017 de la tercera edición de Madrid Fusión Manila, la única que se celebra fuera de España. Filipinas quiere convertirse en el centro gastronómico de Asia. Este evento culinario es una oportunidad para atraer a los mejores chefs del mundo.

La cocina filipina es una de las principales tendencias en 2017 para The New York Times o Bloomberg, bajo el lema: Hacia un planeta gastronómico sostenible. Madrid Fusión Manila será una cita ineludible para los entusiastas de la buena comida; explorará cómo transformar la gastronomía, respetando los límites ambientales y reforzando las tradiciones culturales. Del 6 al 8 de abril.

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