Crear más empleo y de más calidad
No se trata de disparar los costes laborales, pero sí de levantar poco a poco, y en los sectores en que sea posible, el pie del pedal del freno
España ha hecho sus deberes reformistas en materia económica –aunque no los ha terminado– lo que le ha permitido liderar el crecimiento económico en la zona euro en los dos últimos años, reducir el déficit público y crear empleo. El diagnóstico, señalado por la OCDE en el informe que el organismo ha elaborado sobre la gestión del Gobierno, reconoce los méritos que han llevado a la economía española hacia la recuperación, pero también las sombras, efectos no deseados y asignaturas pendientes que arrastra el proceso. Una de ellas es el precario perfil de buena parte del empleo que se ha creado en los últimos años. En España, constata la OCDE, “el mercado de trabajo se caracteriza por contar con una elevada proporción de trabajadores temporales, sobre todo jóvenes y empleados con sueldos bajos”. La recomendación del organismo pasa por un esfuerzo en mejorar la calidad de los empleos y en reducir las bolsas de pobreza laboral, fruto de una crisis devastadora que dejó a un notable número de familias con todos sus miembros en el paro. Por poner un ejemplo del proceso de pauperización vivida por la sociedad española, el índice de pobreza infantil duplica la media de los países desarrollados.
Algunas de las soluciones que propugna la OCDE para mejorar la situación son bien conocidas, otras son nuevas propuestas: desde aproximar las indemnizaciones por despido de los ocupados temporales e indefinidos para acabar con la dualidad que caracteriza el mercado laboral español, hasta hacer indefinida la exención del pago de cotizaciones a la Seguridad Social por los primeros 500 euros de salarios y acotarla a aquellos de baja calificación o reformar la renta mínima de inserción con un aumento de su dotación y el deber que ligarla a buscar un trabajo.
El balance realizado por la OCDE se ajusta al perfil de una economía en crecimiento tras años de destrucción sistemática de empleo, estancamiento de la demanda interna y congelación de la financiación. Durante los primeros ejercicios tras la salida de una crisis económica como la que ha vivido España, el mercado laboral crea puestos de baja calidad y con una elevada tasa de temporalidad, como consecuencia de la incertidumbre del entorno. A lo anterior hay que unir la devaluación de costes y salarios que es necesario realizar para recuperar la competitividad perdida.
Si ello es cierto, también lo es que medida que el crecimiento se consolida, es necesario aspirar a mejorar no solo la cantidad, sino también la calidad del nuevo empleo y a reducir la precariedad del existente. El Gobierno debe dotar a las empresas de incentivos que ayuden a conseguir ese objetivo y estas han de apostar por dignificar las condiciones de las ofertas de trabajo. No se trata de disparar los costes laborales, pero sí de levantar poco a poco, y en los sectores en que sea posible, el pie del pedal del freno.