Trump, ante el reto de revocar Obamacare
Los republicanos se han dividido ante el nuevo plan, que unos consideran muy duro y otros blando en exceso
El esfuerzo de los republicanos por revocar Obamacare pondrá a prueba las habilidades negociadoras de Donald Trump. El nuevo plan sanitario ha sido rechazado por conservadores y moderados del propio partido, así como por grupos industriales. El presidente se ha embarcado en una ofensiva para seducir a los escépticos. Su éxito o fracaso afectará a otras políticas de la Casa Blanca.
La propuesta de ley presentada el lunes se ha enfrentado rápidamente a una amplia oposición. Los conservadores se oponen a sus desgravaciones fiscales basadas en la edad, que sustituirían a las basadas en los ingresos, mientras que los moderados critican que la ampliación del seguro médico público que supone el plan de Obama acabe en 2020. La asociación AARP, que representa un bloque de votos clave de personas de 50 años o más, estima que las primas de seguro de una persona de 64 años que gane 14.000 euros al año podrían subir unos 8.000 euros.
El éxito o fracaso de la propuesta de ley afectará a la reforma fiscal o el gasto en infraestructuras
Trump ha respaldado públicamente el plan y ha dicho a los republicanos que usará su puesto para conseguir que se apruebe en el Congreso. Ha organizado cenas y partidas de bolos con sus críticos, y los legisladores ya han mostrado entusiasmo hacia este tipo de cortejo, después de ocho años con Obama, que evitaba tales tácticas. Trump también ha utilizado Twitter para convencer a sus críticos, y podría usarlo para atacarlos, como ha hecho con las empresas que trasladan empleos a México.
Pero el presidente lo tiene cuesta arriba. Reducir o eliminar las desgravaciones fiscales para apaciguar a los conservadores probablemente molestaría a los moderados. S&P estima que la mitad de los 20 millones de personas que obtuvieron cobertura gracias a Obamacare perderían el seguro con el nuevo plan.
La táctica de Trump tendrá consecuencias en sus promesas de campaña, como la reforma tributaria y el gasto en infraestructura. Ya hay luchas internas entre los republicanos al respecto. Que su plan sanitario no saliera adelante sería un mal augurio para el negociador, como él mismo se describe.