Cinco mujeres cuentan por qué decidieron ser empresarias
En España hay más de 650.000 emprendedoras, el 50% con educación superior, según un estudio reciente. El deseo de liderar proyectos, crear empleo, ayudar a su comunidad o la flexibilidad laboral, algunas de las justificaciones
Antes se dedicaban solo a las tareas del hogar. Después se incorporaron al mercado laboral y todavía luchan por romper el techo de cristal tanto en puestos de trabajo como en remuneración. Pero ahora su meta es ser empresarias, dirigir su propio negocio, crear empleo y ayudar a la comunidad que les rodea.
Las emprendedoras que se embarcan en la travesía tienen entre 25 y 34 años
En España hay más de 650.000 emprendedoras, el 50% con educación superior, según el último informe de la red Global Entrepreneurship Monitor (GEM), integrado por un equipo académico-empresarial del Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE), con el apoyo de Banco Santander y la FundaciónRafael del Pino.
En 2016, la tasa de actividad emprendedora femenina subió dos décimas con respecto a la del año anterior, hasta el 4,7%, mientras que la de los hombres, similar a la de ellas, cayó al 5,8%, un punto porcentual menos que en 2015, revela el reciente Informe Mundial GEM, a la espera de los datos de España en abril. Y pese a que la tasa de actividad es semejante a la media europea, tienen menos expectativas de crecimiento e internacionalización que las de Europa.
Las mujeres que se embarcan en la travesía tienen entre 25 y 34 años; el 70% lo hace por oportunidad de mercado y el 20% quiere generar más de seis empleos, señala el estudio. Estos son cinco ejemplos de ese empeño en el marco del Día Internacional de la Mujer, que se celebra hoy.
Nuria Varela-Portas: “En el campo hace falta, sobre todo, formación”
Comenzó hace 20 años en Ulloa (Galicia) a criar gallinas en libertad. El objetivo era producir un valioso huevo campero o de casa, como se lo conocía en mercadillos y ferias rurales, y que se había perdido con la industrialización.
Nuria Varela-Portas dirige el Pazo de Vilane, una casa solariega gallega del siglo XVIII, patrimonio agrícola familiar, con 200 años de historia, especializada hoy en la avicultura ecológica.
“Comenzamos en 1996 con 50 gallinas, cuando nadie en España hacía huevo en libertad, y ni idea de producción avícola”, dice. El plan surgió en Londres, donde se encontraba tras acabar económicas. “Me di cuenta de que la ciudad no era para mí; quería crear algo”, recuerda.
Desde allí, por carta, le propuso a su padre –ya fallecido– desarrollar un proyecto en Vilane; la finca estaba semiabandonada y se planteaba su venta o recuperación.
Al principio pensaron en una casa rural. “No éramos ganaderos, sino profesionales: mi hermana es abogada y mi hermano, filólogo, y queríamos poner en valor el Pazo”, explica. “Y, tras un curso de agricultura ecológica, nos dimos cuenta de que todo el mundo quería comer huevos de gallinas de corral y que el mercado no lo ofrecía”, prosigue. La docena cuesta tres euros.
Formación y día a día han servido a esta compañía para convertirse hoy en una referencia nacional. Factura alrededor de cinco millones de euros, con más de 30 empleados, el 70% femenino. “Somos socialmente respetuosos; hemos llegado aquí para redistribuir la renta”, declara.
Los excrementos de sus 100.000 gallinas sirven de abono para el cultivo de arándanos, tomates, frambuesas y grosellas ecológicas, materia prima para la fabricación de mermeladas artesanales (40.000 botes en 2016). La unidad, desde 4 euros.
“En el campo falta, sobre todo, formación. Es un sector cautivo de las grandes corporaciones industriales, que se quedan las rentas agrarias”, afirma. En 2018 invertirán 300.000 euros para comprar 15.000 aves, ampliar el área de envasado, abrir espacios de conferencias e instalar 20 kilovatios de energía solar. Además, prevén desarrolla este año la línea hortofrutícola y en un futuro crear un centro de investigación de productos sobre el arándano o la col rizada (kale) con la finalidad de producir, zumos o alimentos deshidratados.
Cristina Balbás: "Queremos democratizar la educación científica”
Es bióloga molecular por la Universidad de Princeton, con un doctorado en biomedicina molecular por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. Pero desde 2013 se dedica a despertar vocaciones científicas en niños de entre 6 y 14 años mediante una metodología basada en la neuroeducación.
“En un taller, los chavales tenían el reto de, con la energía eólica que sale de un secador y una serie de materiales, construir una turbina que subiera un vaso del suelo a la altura del pupitre con el máximo peso que pudiera aguantar”, cuenta Cristina Balbás, fundadora de Escuelab. Así, “son protagonistas de su propio aprendizaje y lidian con la frustración y el error”, sostiene.
Escuelab, que nació como una entidad sin ánimo de lucro y se convirtió después en una empresa, ofrece desde 30 euros extraescolares en cinco colegios (80 alumnos), talleres de un día, campamentos semanales (en Semana Santa, verano y Navidad desde 500 euros), formación de profesorado y para hijos de empleados de empresas. En este último caso ha trabajado con BBVA o Fujitsu.
"Toda la gente que trabaja con nosotros son licenciados superiores en ciencias, no solo monitores de ocio y tiempo libre, que también tienen esas cualificaciones y experiencias, y que han vivido lo que es trabajar en un laboratorio de primera mano", señala. La empresa facturó en 2016 unos 30.000 euros; cuenta con siete empleados a tiempo parcial y por sus manos han pasado 4.000 niños.
“Queremos democratizar el acceso a la educación científica; hace falta educar en herramientas y habilidades como el pensamiento crítico, porque la gente va a votar sin tener idea de los programas. Consumimos muchísima información que no estamos preparados para filtrar y analizar si es válida o no; tampoco hacemos el esfuerzo necesario", advierte.
"Y nos preocupa mucho, no ya como investigadores, sino como miembros de la sociedad, que cada vez haya menos vocaciones en carreras científicas tecnológicas, cuando se prevé que son los sectores que crearán más empleo. España, comparado con el resto de países europeos, sigue estando a la cola en cuanto a cercanía de la ciencia y la cultura científica a la sociedad", lamenta.
Escuelab ganó en 2015 el Premio Nacional de Educación y ofrece, además, becas para niños en riesgo de exclusión social, que son elegidos a través de la Fundación Tomillo y la Fundación Baila por la Infancia en Madrid, gracias al patrocinio de Fundación Telefónica o Rastreator.com. En verano pasado impartió, en colaboración con Impact Hub Madrid, talleres de verano para pequeños científicos.
Rosa Cuartero: “Tenemos que avanzar en discapacidad”
Disjob es un portal de empleo especializado en perfiles profesionales de personas con discapacidad. Creado hace ocho años en Barcelona, cuenta con 90.000 usuarios, el 30% con estudios superiores, y 5 empleados. En total, 18.000 personas han obtenido un puesto.
Su fundadora y CEO, muy sensible a estos temas, Rosa Cuartero, ADE y marketing internacional por la Universidad de Birmingham, decidió poner en marcha el portal tras su paso por un despacho de abogados al volver al país. “No me acostumbraba”, recuerda.
Y con la ayuda del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona emprendió su proyecto sin ánimo de lucro, que luego fue una pyme (factura menos de 500.000 euros) gracias a inversores de Esade Ban, Fundación Crea y un crédito de Enisa (Empresa Nacional de Innovación). Y ofrece también consultoría. “No estamos muy avanzados en discapacidad, diversidad y conciliación”, cree.
Yaiza Canosa: “El momento de emprender pasa, hay que atreverse”
Enfocado en el transporte urbano de paquetes grandes y frágiles, desde un sofá (25 euros) hasta una mudanza (80 euros), Goi surgió a finales de 2015 en Barcelona, cuando su fundadora, Yaiza Canosa (ADE y MBA), añoraba la patata de su huerta natal, A Coruña. “El servicio era caro, nefasto e inviable en tiempo”, cuenta.
Operativo en Madrid yBarcelona, con 11 empleados, 50 transportistas autónomos en exclusiva, 30.000 usuarios y más de 7.000 envíos efectuados: “Somos los más baratos y flexibles, con el mejor servicio”, asegura. La startup ha reducido el tiempo de contratación de tres días a tres minutos, apunta. Además, el cliente elige la hora (hasta las 23.00) y recibe información del conductor y la ruta.
En un mes cobrarán una comisión de entre el 20% y el 30%, incluida en el precio, y calculan una facturación de 500.000 euros este año, así como su internacionalización, en concreto en Francia e Italia aunque también les atrae Latinoamérica. El 90% de la financiación obtenida ha sido de inversores ángeles y el otro 10%, de Enisa (Empresa Nacional de Innovación).
“Es normal ver a mujeres liderando proyectos en startups, mientras muchas tradicionales no tienen ninguna en su plantilla”, lamenta. Y da un consejo: “El momento de emprender pasa; te atreves o te arrepientes”.
Marina Soriano: “Las ‘startups’ toman más en cuenta la voz de la mujer”
Ligada al mundo de las startups, ecosistema en el que acumula toda su experiencia, desde la finalización de sus estudios de empresariales, en España yFrancia. Primero, al poner en marcha una plataforma para aprender idiomas que no prosperó y, después, tras su paso por ElTenedor, una web de reserva de restaurantes.
Marina Soriano es desde hace dos años la responsable de marketing online internacional de la plataforma francesa Yescapa en España, dedicada al alquiler de autocaravanas y furgonetas entre particulares.
Fundada hace cinco años, agrupa 85.000 usuarios y 3.000 vehículos, 30 empleados (4 en España) y tiene presencia también en Alemania. El pago incluye seguro con asistencia en carretera y la comisión de la empresa, entre el 10% y el 15%. En 2018 quieren lograr un volumen de negocio de 35 millones de euros.
“Son muchas horas de trabajo, pero en un ambiente colaborativo. En estas empresas se toma más en cuenta la voz de una mujer, frente a las tradicionales. La flexibilidad horaria y el trabajo remoto son otra gran ventaja, y tampoco hay sexismo”, considera.