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Radiografía de la carga inmobiliaria del sector financiero

El ladrillo, un lastre que hace perder 6.000 millones a la gran banca

Un 15% de los activos de la banca son improductivos frente al 3% de del sector galo

El peso de ladrillo de la gran banca
Alejandro Meraviglia
Juande Portillo

Analistas de la banca de inversión y de firmas de calificación de riesgos asumen que el ladrillo sigue siendo el principal problema de la banca española pero que el sector ha llegado a un momento en el que, salvando excepciones, esta pesada losa no le impide ya respirar. Con todo, advierten que las entidades tardarán aún años en normalizar un área que les hizo perder 6.132 millones el año pasado.

Hay consenso: el ladrillo sigue siendo el principal problema de la banca española. El sector carga aún con unos 200.000 millones de euros en activos improductivos, un 15% de toda su cartera, de los que unos 80.000 millones son inmuebles adjudicados tras el estallido de la burbuja y el resto créditos problemáticos, principalmente de promotores.

Una pesada losa que consume capital, exige provisiones y genera importantes pérdidas al sector en un entorno de debilidad general del negocio crediticio, presionado por los tipos de interés en mínimos históricos. Con todo, un breve repaso de algunos de los informes de análisis más prestigiosos del arranque del año puede dar la idea de que se empieza a vislumbrar la luz.

“Los bancos españoles se enfrentan ahora a menores riesgos económicos. Consideramos que los bancos han absorbido los costes crediticios del estallido de la burbuja inmobiliaria, que comenzó hace casi nueve años y de la profunda recesión económica que le siguió”, asumían a comienzos de febrero, los analistas de la agencia de calificación crediticia Standard & Poor´s (S&P), detallando que el sector ha dotado 290.000 millones en este periodo para cubrir el riesgo inmobiliario, lo que equivale al 15,5% de toda su cartera crediticia de 2008, en el pico de la expansión. S&P, que avanzó que no espera ya un impacto relevante en nuevas provisiones, mejoró en líneas generales la nota y perspectiva de un buen puñado de entidades.

Solo dos días antes, el gigante de la banca de inversión internacional Goldman Sachs emitió un informe titulado “La hora de lo local: invertir en la recuperación española” en el que aconsejaba tener en cartera títulos de algunas de las mayores entidades financieras españolas tras detectar una importante mejora de su situación inmobiliaria.

Los analistas de la entidad argumentaban que el cruce del Rubicón ha sido potenciado por los buenos resultados macroeconómicos de España, el progresivo incremento de precios inmobiliarios y los esfuerzos realizados por el propio sector financiero a la hora de cubrir este riesgo y reducir su pesada carga.

“La exposición de los bancos españoles al sector inmobiliario sigue siendo grande y sobre todo problemática, con los supervisores presionando a los bancos a reducir significativamente sus exposición problemática en los próximos años. No obstante, es importante destacar que esperamos que el fuerte impulso del sector inmobiliario español provoque un cambio de régimen para los bancos españoles”, exponía el informe, que auguraba que la coyuntura permitirá a las entidades rebajar el volumen de provisiones que realizan por riesgo inmobiliario a un nivel superior al que les correspondería por su actual ritmo de venta de pisos o reducción de carteras de créditos impagados.

Pese a que parece claro que hay motivos para el optimismo, la conclusión final es que el ladrillo se ha convertido en una fiera domada pero que seguirá acompañando a las entidades españolas un largo tiempo. Los analistas de S&P valoran positivamente los esfuerzos de la banca, que han reducido el peso de su cartera de activos improductivos del 16,4% de 2015 al entorno del 15% en 2016, por lo que prevén que la cifra caiga al 13% este año y al 11% en 2018.

Pese a ello, un nivel normalizado, como el que asume la banca francesa, sería del 3%, con lo que la agencia estima que la banca española tardará años en confluir con la media europea. Niveles de países nórdicos, del 1% al 2%, parecen para nota.

Mientras tanto, la actividad inmobiliaria causa severas pérdidas al sector financiero español. Las cinco mayores entidades del país –sin Bankia, que no lo detalla– perdieron 6.132 millones en 2016 (cifra agravada por la debacle de Popular, que perdió 3.178 millones). Entre las seis vendieron 70.129 inmuebles (entre viviendas, oficinas y solares) por 10.463 millones. La transacción media se cerró a 148.628 euros.

Aún así, Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Popular y Bankia cargan aún con 68.053 millones de euros en ladrillo y 43.232 más en créditos inmobiliarios problemáticos, con una cobertura media del 50%.Un nivel que S&P considera normalizado y en el que asume que (a excepción de Popular, que cree que necesita un plan urgente para reducir de forma drástica su carga improductiva) la banca podría acomodarse, sin prisas por acelerar las ventas hasta que el incipiente repunte de precios reduzca las millonarias pérdidas de su actividad inmobiliaria. A no ser claro, que el supervisor vuelva a apretarle las tuercas para que suelte lastre.

Saldar casas a 148.600 euros

La banca ha ido profesionalizando su actividad comercial en la crisis para ayudar a achicar el ladrillo de su balance. En los últimos tiempos, el repunte de los nuevos créditos hipotecarios y la fuerte carga de provisiones impuesta por los reguladores (que ronda el 50%), han lubricado un mayor ritmo comercial. En 2016, volvieron a destacar por sus resultados BBVA y Sabadell, las dos entidades que conservan sus plataformas inmobiliarias internas. La primera vendió 14.302 inmuebles por 1.338 millones (21.536 por 1.971 millones incluyendo pisos de promotor) y la segunda 14.533 inmuebles por 2.691 millones. Destaca, no obstante, Santander, que vendió menos pisos, 10.541 inmuebles, por un importe similar 2.066 millones. Algo más vendió CaixaBank, 11.189 inmuebles por 1.809 millones. Bankia, que cedió el grueso de su carga a Sareb, vendió 9.350 viviendas por 535 millones. Popular elevó con fuerza las ventas, hasta 10.214 inmuebles por 2.024 millones, pero disparó sus pérdidas. La transacción media del sector se saldó por 148.628 euros.

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