La UE intenta salvar los acuerdos de Basilea frente al ataque de Trump
Bruselas teme que EE UU dinamite las normas aprobadas desde 2008 Europa lanzará el contraataque durante la cita del G-20 en marzo
El Ecofin (consejo de ministros de Economía y Finanzas de la UE) dio el martes instrucciones al Comité Económico y Financiero de la UE para preparar una posición común en defensa, entre otras cosas, de los acuerdos internacionales sobre regulación bancaria, muchos de ellos impulsados a raíz de la crisis financiera de 2008.
El documento permitirá a las instituciones europeas presentar un frente común en la próxima reunión del G-20 en Baden Baden a nivel ministerial (17 y 18 de marzo), donde se espera que el nuevo secretario del Tesoro estadounidense concrete la primera andanada contra un orden financiero cuestionado y vilipendiado por Donald Trump.
“La banca es un negocio global y la regulación tiene que ser global”, subrayó el ministro español, Luis de Guindos, tras asistir en Bruselas a la reunión mensual del Ecofin. Guindos aprovechó la cita para hacer una cerrada defensa de los acuerdos logrados en los últimos años en el marco del Banco Internacional de Pagos y del Consejo de Estabilidad financiera (creado en 2009), ambos con sede en la ciudad suiza de Basilea.
La nueva administración estadounidense ha anunciado su intención de dar marcha atrás en gran parte de las reformas del sector aprobadas con el objetivo de limitar el riesgo de la banca y garantizar que las crisis del sector no corren de lleno a cuenta de los contribuyentes, como ha ocurrido con la más reciente, que sólo en Europa requirió un apoyo de dinero público de 4,5 billones de euros entre 2008 y 2011.
18
de marzo es la primera cita del G-20, a nivel ministerial, con
presencia del nuevo secretario del Tesoro estadounidense, Steve Mnuchin..
4,5
billones de euros de dinero público necesitó Europa para atajar la crisis financiera.
La UE, contrapié
Washington no oculta su desprecio hacia los organismos internacionales donde se ha negociado esa regulación y un destacado congresista republicano incluso ha pedido a la presidenta de la Reserva Federal estadounidense, Janet Yellen, que deje de participar en unas reuniones internacionales que califica como “secretas” y “opacas”.
“Basilea es un foro muy, muy importante”, contraatacó ayer Guindos. Y el ministro español añadió que, a su juicio, “los planteamientos aislacionistas no llevan a ningún sitio”.
Fuentes europeas reconocen, sin embargo, que la ofensiva de Trump coge a Europa a contrapié. Primero, porque la última generación de los acuerdos de Basilea no se pudieron cerrar el año pasado por culpa de las resistencias de Francia y Alemania, que temían que fragilizase sus entidades. Incluso la Comisión Europea se puso del lado de Berlín y París y acusó a los reguladores internacionales de ir demasiado lejos. La UE lamenta ahora la oportunidad perdida que supuso no cerrar un acuerdo con el anterior presidente de EE UU, Barack Obama.
En segundo lugar, el país que preside el G-20 es Alemania y su gobierno ni siquiera había incluido la regulación financiera entre las prioridades de su presidencia, dominada por su obsesión con la necesidad de limitar el endeudamiento público y privado.